Opinión

SEP: trabajo, corrupción y escuelas privadas

La columna sabatina de Federico López Ramírez

El trabajo

Los maestros trabajan duro para recibir virtualmente a los chicos en su regreso a clases. La nueva realidad les ha marcado pautas y condiciones, relativamente  nuevas. Primero fue el parón, en marzo, que los obligó a elegir entre inconvenientes. Hoy es iniciar un nuevo ciclo escolar en condiciones nuevas y con una carga de cansancio emocional, producto del confinamiento. El debate es la capacidad de cobertura y la calidad de la misma.

Los dos primeros retos son  llegar a la mayor cantidad de alumnos y llegar con una calidad aceptable. Y existe un gran reto prioritario: que el menor número de niños se quede fuera del sistema.

La televisión es la apuesta para llegar hasta los lugares más apartados y difundir en forma universal los contenidos con recepción total y lo más económica posible.

Los maestros en sus reuniones virtuales tendrán que organizarse para definir las plataformas más convenientes y accesibles para sus alumnos, ya sea, por su calidad, cobertura y economía. Las plataformas abarcan desde el WhatsApp y el internet hasta la televisión. Cada uno de los anteriores instrumentos tienen sus pros y sus contras, el maestro decide el más conveniente, según su contexto.

El trabajo en casa de los maestros involucra a toda su familia. La nueva realidad los está enfrentando a nuevos retos que les exige nuevas habilidades –conocimiento de las tecnologías de la información y la comunicación- para las circunstancias nuevas. Los maestros les preguntan a sus hijos cómo se manejan las plataformas, cómo le hago aquí, qué es más conveniente, cómo le agrego, cómo le quito, descubren cosas nuevas y van construyendo su nuevo espacio de trabajo. Aparte se informan institucionalmente, vía cadena de mando. Todos, de distintas maneras lo hacen, pero con un solo fin, superar el reto de la nueva realidad. Yo los percibo internalizados en sus tareas porque todo es nuevo, impuesto por un virus que a nadie le pidió permiso para involucrase en nuestras vidas. Todos esperamos la llegada -lo más pronto posible- de la vacuna y regresar a lo enormemente valioso que hemos descubierto, el gran valor de la convivencia humana.

 La corrupción

Gran sorpresa causó a los maestros, directores y supervisores, que en la relación de aspirantes al proceso de cambios de centro de trabajo del ciclo escolar 2020-2021, en el apartado de directores, apareciera el nombre del profesor Edwin “H”, hijo de un conspicuo ex secretario general de la sección 6 del Snte, Aureliano “H”.

Al parecer fue el secreto mejor guardado pues, los sorprendidos maestros, alegan que en el segundo trimestre de 2011, el citado Edwin “H”, aparece en la relación de trabajadores comisados (FAEB, Fondo de Aportaciones para la Educación Básica y Normal, relativo a los ramos 25 y 33) con dos plazas de educación primaria y en la relación  del primer trimestre de 2012 aparece con dos claves diferentes una de director y otra de docente. La pregunta que se hacen los maestros es ¿Bajo qué criterios se ganó la Dirección?, pues no estaba activo, como lo demuestran las nóminas de comisionados. ¿No saben si se evaluó y así se la ganó? O si ¿Tiene escalafón?, se preguntan. Además, los maestros, agregan, por la vía del Servicio Profesional docente (SPD) no se podía entonces. ¿Cómo le hizo?

Debió ser un verdadero milagro. Es la conclusión a la que llegan. Los más atrevidos creen que se trata de corrupción.

Los maestros comentan, entre ellos, que una de las causas por las que se perdió Carrera Magisterial fue por el abuso que hizo el sindicato al asignarse claves presupuestales sin haber competido en las diversas mediciones que el escalafón horizontal exigía entonces.

Mientras unos maestros trabajan duramente para, a través del mérito, lograr un ascenso y mejorar sus percepciones económicas, parece que, otros han encontrado atajos que los llevan a mejores posiciones y mejores salarios.

¿Qué está haciendo el secretario de Educación? ¿Qué dice el Snte? Los maestros merecen respuestas.

En la SEP unos trabajando y esforzándose y otros, como siempre, agandallando.

Escuelas privadas

La pandemia también le está pegando a las escuelas privadas. Yo siempre he sido partidario de la escuela pública. En ella me eduqué y de ella viví; sin embargo, observo con tristeza lo poco solidario de los padres de familia que decidieron educar a sus hijos en escuelas privadas. Es cierto, todos estamos en una situación de precariedad por el parón de la economía, pero también es cierto, que podemos sacrificarnos, un poco, por el bien de todos.

Es público que muchos padres de familia no quieren pagar la colegiatura completa por la educación de sus hijos -pues les parece injusto-. Su argumento es que la calidad de la educación no es la misma. Lamentable que duden de la capacidad de los maestros de sus hijos, de profesionales de la educación, aunque están  en su derecho, es su dinero el que está de por medio; sin embargo, dudar de la calidad de los maestros es un acto que ofende a los docentes. También, cierto es, que muchos padres creen, valoran y apoyan a los maestros de sus hijos.

También circulan versiones de que muchos padres piensan inscribir a sus hijos en escuela pública para luego regresar a la privada, en terminando la pandemia, están en su derecho también. El crecimiento de la matricula pública lo confirma.

Pero también he escuchado que otros padres piensan dejar a sus hijos en casa -para luego- y  también, en terminando la pandemia, volver a inscribir a los hijos en el colegio y poder ahorrarse las colegiaturas considerando -según sus cálculos- que en el regreso serán regularizados y aprobado el ciclo escolar, considerando la edad y su grado de madurez como indicadores de valoración, en tanto ellos se habrán ahorrado una buena cantidad de dinero que quizá ahora lo necesitan, es entendible. Pero también creo que deberían ser solidarios con los maestros que allí trabajan pues también son padres de familia y tiene una familia que alimentar y ahí está su ingreso principal. Ojalá reconsideren y hagan un esfuerzo por apoyar a los maestros de estos colegios y den una muestra de solidaridad y generosidad. Son tiempos de ayudarnos para salir fortalecidos. Un acto de este calibre nos unirá más y nos revalorará como seres humanos, sería un buen punto de encuentro.

Los invito a apoyarlos, para que, en el regreso sean más solidarios y amigos. Esa es otra forma de reeducarnos. Ojalá digamos no, al egoísmo, en la medida de nuestras posibilidades y conciencia.

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