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La Decena Trágica: Margarita de Noriega y el PRI: la nueva tragicomedia colimota

Por: Felipe Ángeles de Colima

La alcaldesa Margarita Moreno de Noriega confirmó anoche la ruptura anunciada con el prianismo colimense. Vapuleada internamente por la dirigencia sempiterna, formal y “no formal”, de su Partido, la edil decidió hacer pública su relación afanada por la coquetería que desde hace meses presumía en redes con miembros de Movimiento Ciudadano a nivel nacional.

Durante el último año se placeó por Monterrey y la zona metropolitana de Guadalajara, cuantas veces quiso, acompañando a las cabezas visibles de MC en esas ciudades: Samuel García, Luis Colosio Riojas, Pablo Lemus y la glamorosa Mariana Rodríguez.

Desde entonces, el equipo cercano a Margarita comenzó a ver con recelo la postura de la hasta ayer alcaldesa priísta. Ese sentimiento permeó en las ínfulas de Arnoldo Ochoa González y, especialmente, de Fernando Moreno Peña, quien desde inicio del sexenio de José Ignacio Peralta Sánchez tuvo rispideces y profundas diferencias con el entonces Secretario de Finanzas peraltista y esposo de la alcaldesa: Carlos Noriega García.

Moreno Peña acostumbrado a ser escuchado por su “experiencia” y “apoyos empeñados” con Nacho Peralta, esperaba que el operador financiero de JIPS, Noriega, atendiera todas sus solicitudes; sin embargo, el ahora diputado local, pronto se empoderó y dejó de atender las necesidades del ex gobernador y, especialmente, de su socio favorito, el entonces Director General y otrora dueño del Diario de Colima: Héctor Sánchez de la Madrid.

Para nadie es un secreto que públicamente, Moreno Peña, el otro dueño del PRI colimote, ha pedido castigo a los responsables del desfalco financiero por más de 11 mil millones de pesos que enfrenta el gobierno estatal. Lo dijo hasta el cansancio y hasta el cansancio ha insistido en que los Partidos “no se equivocan” sino las personas que participan en ellos.

En ese tenor, Margarita Moreno de Noriega aguantaba durante los últimos meses, un día sí y otro también, presiones para desistir de buscar la reelección por parte de las dirigencias del PRI y el PAN, sostenidas con el argumento de que su marido sería un negativo en su campaña. A la edil, le espetaban una y otra vez que no apareciera en público con él y que por nada del mundo publicara fotos en sus redes sociales donde Noriega tuviera presencia.

Margarita Moreno escuchó todas las veces ese consejo. Vivió un divorcio público impuesto por la cúpula de su coalición. Coalición que, por cierto, jamás vio con malos ojos los millones de pesos que aportaron Noriega y sus socios, a la campaña de 2021.

Cuando Margarita Moreno acusa de violencia a las dirigencias de la Coalición no lo hace porque la han violentado a ella sino porque al pegarle a Carlos Noriega, lastimaban parte de lo más preciado que dice tener: su familia. Por eso, centró su estrategia en abandonar al prianismo en la capital y fortalecer el Partido que Nacho Peralta regentea como franquicia y a donde han enviado a los miembros más díscolos y jóvenes del prianismo peraltista: Jesús Dueñas, Chuy Mendoza, Sergio Rodríguez, Selene Carrillo…

Pero en todo este affaire hay un dilema grandísimo: ¿qué hará Carlos Noriega? ¿seguir en el PRI donde lo traen de piñata de posada en barrio pobre? ¿donde su esposa recibió violencia política de género? ¿donde no se valoró la tarea que realizó? ¿o irá tras los pasos de su esposa a la espera de no aparecer siquiera en sus redes sociales?

Parece que Noriega tiene frente a sí la mayor prueba de honestidad y congruencia de su vida. ¿Permanece en el PRI que lo golpea o sigue a su mujer a un MC que difuminará su rostro? A ver en qué acaba la nueva tragicomedia colimota.

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