Opinión

¡Es la corrupción estúpidos!

Por Federico López Ramírez

Bill Clinton, cuando les quiso llamar la atención a sus competidores políticos acuñó la frase muy conocida que es ya clásica: “¡Es la economía estúpidos!”, dijo el carismático ex presidente promovido por el capital financiero. Es un lugar común lo sé. Pero hoy quiero parafrasearlo: ¡es la corrupción estúpidos!

En Chihuahua María Eugenia Campos Galván fue electa precandidata a la gubernatura por Acción Nacional sin importarles que tenga sobre sí acusaciones y procesos legales por haber recibido recursos ilícitos del ex gobernador César Duarte. Para la dirigencia del PAN  y los empresarios de Chihuahua las acusaciones son pecados veniales mientras tengan la posibilidad de derrotar a Morena en Chihuahua, es decir, -según ellos- acabar con la amenaza populista.

“El martes 25 en un desplegado suscrito por 37 empresarios de los más poderosos del estado, éstos llaman a la conciliación y al diálogo, señalando que los chihuahuenses somos distintos. Manifiestan: “No caigamos en la tentación de respuestas fáciles… Ahí están la corrupción, la ineficiencia y el populismo. […] Señalemos la corrupción, pero no destruyamos nuestras instituciones. […] Recordemos el pasado, pero sólo para construir nuevos horizontes. […] Condenemos a quienes dañan nuestra comunidad, pero busquemos trabajar con quienes desean aportar”. Sintetiza Víctor M. Quintana en el diario La Jornada.

“Entonces la realpolitik no es sólo cuestión de los partidos. Aquí es manejada en todo su esplendor por buen número de empresarios: si me favorece, aunque tenga acusaciones y procesos legales por corrupción en curso, hay que apoyarla. Si ella me puede defender de las políticas de la 4T, hay que apoyarla aunque sea poquito corrupta.” Agrega Víctor M. Quintana S.

En Colima, como en muchos estados de la República, están sucediendo cosas similares en Morena que, con el afán a ultranza de ganar la elección, se están postulado candidatos impresentables que tienen señalamientos de corrupción y son promotores de deleznables prácticas políticas que lo único que garantizan con su postulación es la pervivencia de las prácticas políticas corruptas y la permanencia de los mismos corruptos de siempre en los gobiernos estatal y municipales: eso que dice Morena querer erradicar.

El PAN de Chihuahua se parece tanto a Morena de Colima. Y tan también aplica a nivel nacional.

En las elecciones de 2018 se postuló –por citar un ejemplo paradigmático- gente del tipo de Lilly Téllez que resultó una perfecta traidora. En esa elección puede justificarse su postulación porque entonces Morena carecía de militantes y, sobre todo, de militantes conocidos que pudieran impulsar la candidatura de Amlo y su fama era ponderada para lograr un objetivo superior, el triunfo de la 4T.

Hoy parece que el enemigo está colocando a los candidatos de Morena a todos los puestos de elección popular -la mayoría francamente impresentables y seriamente acusados (judicialmente) de corrupción y de prácticas impropias como: chapulineo, arribismo, oportunismo, frivolidad,  avaricia, mediocridad, entre otras linduras-.

Las malas lenguas han llegado a decir, con su clásico humor negro, que el Consejo de Artistas e Intelectuales que están haciendo las recomendaciones para las candidaturas de Morena en Colima es presidido por Rogelio Rueda a juzgar por los perfiles y las personas que se están promoviendo.

No es extraño que el PAN y los empresarios, en la política real, tengan tan grandes coincidencias, pues la partidocracia de derecha y los miembros de la sociedad civil antidemocrática concuerden en la defensa de la corrupción, es natural. ¿Pero con la izquierda? Eso suena antinatural.

Sin embargo, también los partidos políticos contrarios tienen convergencias en sus prácticas políticas, por ejemplo: en Chihuahua el PAN al proponer una corrupta a la gubernatura -con pleno conocimiento de ello- se parece a Morena de Colima al postular otra corrupta a la gubernatura. La derecha y la izquierda se dan la mano.

Los del PAN me dirán que soy un misógino e impulsor de violencia de género por expresar mi criterio; sin embargo, los de Morena dirán exactamente lo mismo de mí. Lo cual significa que ambos se habrán quedado sin argumentos y recurrirán a un artificio retórico para esconder sus pésimas decisiones políticas carentes de ética porque su objetivo es el poder por el poder mismo.

Una cosa debe entender Morena. Una cosa es proponer candidatos con  matices de las formas de hacer política, y otra muy diferente, es promover la corrupción en aras de la búsqueda del poder. Eso es la lucha del poder por el poder mismo, no luchar por la justicia social.

Bien dice Víctor M. Quintana S.: “Lo verdaderamente deseable es que el estado de derecho debe prevalecer sobre todas las consideraciones. Si algo debe permanecer sólida es la justicia. De lo contrario, iniciaremos una desbarrancada histórica.”

Parafraseando al clásico ex presidente gringo yo les diría a los de Morena: el problema en México es la corrupción, estúpidos. Los del PAN andan en su esencia.

El presidente no se cansa de decirlo en las mañaneras, la corrupción es el problema fundamental en México.

 

 

 

 

 

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