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Manzanillo 2021

Por Abel Palomera Meza

Nadie puede negar la relevancia política y electoral que tiene el municipio de Manzanillo para definir el destino de todo el estado de Colima. En 2015, en la elección de Gobernador, el municipio costero más grande de la entidad aportó el 24% de los votos sufragados y fue determinante para que el candidato del PAN, Jorge Luis Preciado, se acercara tanto al candidato del PRI y actual Gobernador, José Ignacio Peralta. El PAN consiguió en Manzanillo, en esa ocasión de 2015, una suma de 7,723 votos adicionales a los del PRI. Queda claro entonces que el PRI no sólo no entendió la relevancia de Manzanillo como factor que define el resultado general de la elección, sino además desperdició la oportunidad de tener un gane holgado.

Quien tampoco ha logrado una comprensión real sobre este fenómeno, es Leoncio Morán. Aunque en 2005 fue candidato a Gobernador por la alianza PAN-ADC y obtuvo una cantidad importante y competitiva de votos, queda claro que su participación en 2015, también como candidato a Gobernador pero en esa vez por Movimiento Ciudadano, da mucha más luz sobre el verdadero número de votos que puede alcanzar. Y es que en 2015 Leoncio Morán cosechó 4,970 votos del municipio que es cuna del Pez Vela, cantidad que representa apenas el 7% de la votación total emitida en la elección para Gobernador en Manzanillo. Para Locho este asunto debe tomar relevancia a nivel uno de prioridad, pues de continuar con ese número de votos, desde este momento queda descartado del podio de ganadores.

Estos son razonamientos estratégicos que merecen quedar tatuados en las mentes de quienes conducen las campañas a Gobernador de este año en la coalición PAN-PRI-PRD y de Movimiento Ciudadano. Y aunque también sirven a la candidatura común de Morena-Nueva Alianza para tener una alerta encendida de manera permanente en su búnker, su situación es aún más inflexible. Morena-Nueva Alianza, de la mano de Indira Vizcaíno, para el caso de Manzanillo, se encuentra entre la espada y la pared. La espada es encarnada en la figura de Griselda Martínez, actual Alcaldesa, la que si bien ha hecho un papel pertinente en su gobierno municipal, su actitud suma un gran número de votos pero en su contra y en desfavor de Morena.

La pared es Rosy Bayardo, personaje político y precandidata oficial de Indira Vizcaíno para buscar la Alcaldía porteña. De positiva imagen y personalidad política, es apaciguadora de sectores y grupos sociales y económicos visiblemente enojados. En ambas opciones, pierde la candidatura común de Morena-Nueva Alianza y pierde Indira Vizcaíno. Por un lado, de no resultar favorecida Griselda Martínez, la candidata a Gobernadora no sólo obtendría indiferencia, sino una división partidista y de equipo, difícil de reencaminar en el futuro.

Por otro lado, de dejar a Rosy Bayardo fuera de la contienda municipal, aunque se le pusiera de candidata a Diputada Federal, asunto del que se ha dado indicios, Indira Vizcaíno pondría en verdadero riesgo la Gubernatura, pues Griselda Martínez encarna un amplio rechazo ciudadano, del que da cuenta la más reciente encuesta de la empresa Caudae, al encontrarse en la posición 54 de 55 alcaldes evaluados. Griselda Martínez es, sin duda a decirlo, buena gobernante, pero pisa sobre una condición equívoca en un juego que busca ganarse sin sobresaltos. ¿Qué hará la candidatura común Morena-Nueva Alianza y qué hará Indira Vizcaíno? ¿Jugarán a lo seguro teniendo las condiciones a su favor o arriesgarán el futuro de su proyecto y la posibilidad de hacer historia en Colima? Pronto lo sabremos.

Para cerrar van mis recomendaciones estratégicas en el caso de Manzanillo. A la coalición PAN-PRI-PRD de fortalecer su presencia y reforzar su estructura, primero de manera vertical desde las dirigencias de cada partido con su militancia y después de forma horizontal con la alianza tripartita que han formado. En ello requieren de una narrativa de verdad genuina que salga del corazón y del alma de los tres colores, una narrativa más bien de sentido humano y social, que político. Asimismo, dedicar al menos el 30% de su tiempo, energía y recursos a ese municipio, hago énfasis, al menos. Bien lo vale y lo pagará en creces. A Movimiento Ciudadano, de proponer un proyecto u oferta política que personifique el más hondo sentir del manzanillense, que toque las fibras más sensibles de la confluencia de formas del Puerto, en alineación con su doctrina de ser más un movimiento que un partido. Sin dudarlo, al equipo naranja le tocaría destinar su pensamiento y fuerza durante el 60% del tiempo con que cuenta para prepararse y construir en Manzanillo, de otra manera puede despedirse de una posibilidad real.

Finalmente, a Morena-Nueva Alianza de no caer en un juego de suma-cero donde para ganar alguien tenga que salir perdiendo. Como ya lo expliqué, de ser así, su candidatura común siempre perdería. Surge la obligación de encontrar creativamente y con mucha mano izquierda, sobra decirlo, una solución en la que el escenario sume y fortalezca, una tercera vía de equipo conjunto, mensaje compartido y forma de hacer política evolutiva pero no perdida, en donde dependiendo de cada tema y situación se pueda tener una postura directa e irreductible y en otras condiciones sea posible escuchar, dialogar y transitar hacia adelante. Por último, les recomiendo mucha fe en la capacidad de Griselda Martínez por entender que, en ocasiones se debe sacrificar el gusto personal de hacer política, por ganar oxígeno en favor de la gente. También, paciencia en Indira Vizcaíno para no cerrarse a un liderazgo que demostró amplia habilidad para gobernar un municipio, como ella en su momento.

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