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Opinión – Elecciones en Colombia. 500 años de soledad.

Por: Carlos Ramiro Vargas

Los resultados electorales en Colombia, el pasado 29 de mayo, marcan por primera vez en la historia de este país, la victoria en la primera vuelta electoral del candidato de izquierda, -muy vinculado a los sectores mayoritarios de la población-, a la presidencia de la República, Gustavo Petro Urrego.

Impulsado por una coalición de sindicatos, movimientos sociales y populares, así como diversos partidos, tales como, Colombia Humana, Unión Patriótica, e incluidos segmentos del partido Liberal y de los Verdes. Coalición que se presentó con la denominación de Pacto Histórico, en las boletas electorales.

Pero no ha sido cualquier cosa llegar a este momento histórico, cuando en los últimos 20 años, esta nación ha sido gobernada por los sectores más reaccionarios de América, conducidos por el ex presidente y ex alcalde de Medellín, Álvaro Uribe Vélez. 

Quien mantuvo formalmente las riendas de la nación del 2002 al 2010. Aunque su poder de decisión atravesara las presidencias de Juan Manuel Santos, 2010/018 y del actual mandatario, Iván Duque, 2018/022. 

Es decir, que Álvaro Uribe Vélez es una especie del ex presidente mexicano, Carlos Salinas de Gortari, 1988/94. cuya influencia en los sucesivos presidentes de México, ha sido una constante hasta la fecha. En la época de la 4T.

Cuando hablamos de Colombia, de hacer política en semejante país, implica no desconocer que su historia la hace existir como una realidad aparte, donde la Mano Férrea de una oligarquía hispánica congelada en el siglo XVII, -debido al peso aún enorme en la economía colombiana de la gran propiedad terrateniente, de índole semifeudal e improductiva, devenida actualmente en una burguesía narcotraficante y paramilitar, de los años 80 del siglo XX a la fecha-, no  ha temblado para   asesinar a lo largo de los años a todos los candidatos de izquierda, que osaron amenazar a su hegemonía, así se produjera una guerra civil o una hecatombe social.

Tal y como sucedió con Rafael Uribe Uribe, en 1914, o con Jaime Pardo Leal, candidateado por la Unión Patriótica, UP, -que es la versión colombiana del partido comunista-,

O con Carlos Pizarro León Gómez, fundador y líder del M19, asesinado a balazos en el vuelo de un avión de Avianca, en 1990, o el trágico parricidio de Jorge Eliezer Gaitán, durante 1948.

Es decir, 14 candidatos progresistas asesinados desde 1914, pero ninguno de la derecha.

Ahora bien, llegar también a este momento crucial en la historia colombiana, tras más de sesenta años de guerra civil y aún, con numerosos grupos armados de todos los espectros ideológicos y narcotraficantes de altos vuelos, tales como el Cártel del Golfo, los Urabeños, las disidencias de las FARC, la Segunda Marquetalia que se reclama la heredera directa de las FARC, o el muy fogueado ELN, ejército de liberación nacional, a lo largo y ancho del país; ha implicado la derrota histórica por parte de una sociedad civil, democrática y de izquierda, muy poderosa en su capacidad de movilización y en sus reclamos, encabezada por Petro, por sobre el uribismo como bloque hegemónico de poder, y al candidato del partido Centro Democrático, quien tuvo en Fico Gutiérrez, perteneciente a uno de los clanes más poderosos del departamento de Antioquia, su derrotado representante en las urnas, por supuesto que de derecha, provincia de donde es nativo el también llamado Matarife, Uribe Vélez. 

Y si bien, el Pacto Histórico logró el 40.32 por ciento de la votación, equivalente a 8 millones y medio de votos, en esta primera vuelta, no alcanzó el objetivo de vencer de modo definitivo a sus oponentes, como hubiese sido con el 50 por ciento, más uno, de la votación; por lo que se llevara a cabo una segunda vuelta electoral, para este 19 de junio,  donde Gustavo Petro se medirá con el ingeniero Rodolfo Hernández, quien obtuvo el 28.15 por ciento de las papeletas o un total, de 5 millones, 953 mil votos. 

El ex alcalde de Bucaramanga, fue candidateado por la Liga de los Gobernantes contra la Corrupción,

y todos los analistas coinciden en que con los 5 millones de votos logrados por los uribistas puros, a través de Fico, puede alcanzar y derrotar a Petro en la inminente segunda vuelta, dado que el candidato del Pacto Histórico ya llegó a su techo electoral, y le será muy difícil alcanzar el millón y medio de votos que requiere para ser investido presidente de la República, en la salvedad de que no perderá ninguno de sus 8 millones y medio de votantes.

Así que el debate entre ambos será crucial, para que Petro pueda demostrar plenamente a los indecisos que su programa de gobierno y sus propuestas políticas, de paz y conciliación, junto con una lucha frontal contra la corrupción institucional, son muy superiores a un Rodolfo Hernández, que se declara admirador de Adolf Hitler, o de Donald Trump, o en contra de que las mujeres dejen el trabajo doméstico. Aunque también comparte con Petro, desde la derecha populista del tipo de Jair Bolsonaro, en Brasil,  un férreo discurso anti/corrupción.

Es en esa disyuntiva en el que se definirá el futuro de Colombia, para los próximos cuatro años, en los que se cimentará la transición hacia una democracia integral con Justicia Social, un proceso de paz consolidado y el fortalecimiento del Estado de Derecho. Pleno. O todo lo contrario.

Da la impresión sin embargo, que Petro y su primer círculo descuidaron al ingeniero Hernández por concentrarse en la campaña de Fico. 

Error estratégico que en el mapa electoral actual, de Colombia, muestra a un país dividido por la mitad, entre seguidores del Pacto Histórico y los de la Liga de los Gobernantes Anticorrupción.

El nerviosismo entre la cúpula militar en tanto núcleo duro de la Oligarquía colombiana y sus 50 clanes más poderosos, como los de Antioquia, o Santander, de donde es Rodolfo Hernández, -departamento determinante en la historia colombiana post independentista, ante el supuesto peligro de una victoria de Petro, este 19 de junio, ha reaccionado como por un acto reflejo, al declarar en voz del  general Zapateiro, advirtiendo acerca de la posibilidad de un golpe de Estado militar, ante probable victoria de Petro y su candidata a la presidencia, Francia Márquez. 

Un cuadro semejante a la España de 1977/78, y el descontento de los sectores más fascistas/franquistas de la cúpula militar ibérica. 

Que se negaban a reconocer la instauración del cambio democrático, tras 44 años de franquismo. Retardatario.

No sobra decir que medios de difusión como la CNN o Facebook, están cínicamente del lado de la tiranía uribista, y sus aliados, dando más cobertura a la Liga de los Gobernantes Anticorrupción, que al Pacto Histórico y  a Petro, que fueron los vencedores en esta primera vuelta;   como lo han venido haciendo desde las grandes movilizaciones populares del verano del 2021.

Situación que amerita una respuesta por parte del Pacto Histórico, ante tales medios.

Por último y hasta la fecha, no se ha visto ninguna mención solidaria por parte del presidente AMLO, o de Morena partido o ya de menos, por parte del canciller Marcelo Ebrard, a Petro y al Pacto Histórico.

Que se juegan la vida este 19 de junio. 

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