-“¿Qué hay de noticias?”, preguntó el Coronel.
El médico le dio varios periódicos.
-“No se sabe”, dijo. “Es difícil leer entre líneas lo que permite publicar la censura”.
Fragmento de El Coronel no tiene quien le escriba, Gabriel García Márquez.
Detenido en Los Ángeles por narcotráfico y otros delitos, Salvador Cienfuegos, el exsecretario de la Defensa Nacional en el sexenio de Enrique Peña Nieto, dejó muchos amigos en Colima. Sobre todo, en las altas esferas del Poder.
En diciembre de 2016, la Universidad de Colima nombró al general Cienfuegos como “Maestro Universitario Distinguido”. A decir del rector Hernández Nava, el título de la “nobleza lora” fue otorgado al General por “su compromiso permanente con las mejores causas y los más altos ideales de nuestra sociedad”. Ahora quedan más que claras esas causas.
¿Qué pensará ahora la comunidad universitaria de “a pie” de este título y el personaje al que se le entregó “por su destacada labor a favor de los derechos de la humanidad”? Según el Acuerdo del Consejo Universitario que aprobó este nombramiento Cienfuegos se mantuvo “cercano a la población” y propició “la comunicación y cooperación entre civiles y militares”. Nada más cierto.
En su discurso expresado en el acto solemne, el Gobernador Nacho Peralta dijo que con el reconocimiento a su amigo Salvador Cienfuegos «no se honraba a la ambición, sino al servicio público, la honradez, la dedicación y la constancia».
La adulación puede ser atribuida a que entonces se desarrollaba el apogeo del peñanietismo pero quizá haya otros motivos, económicos o de grupo, que vincularon las querencias entre la oligarquía colimota y el general ahora cautivo.
Tanto Nacho como Cienfuegos eran hijos predilectos del régimen y el gobernador; cada que podía se regodeaba ante los medios y presumía su fuerte amistad con el General secretario. Hoy la situación es paradójicamente distinta; ya nadie se jacta de la amistad con Cienfuegos, pero, aunque lo nieguen, los rastros de la amistad y los negocios seguirán ahí.
El gobierno de la Cuarta Transformación ha sido claro en poner un alto a la corrupción; se juzgará a quienes deban de ser juzgados por actos ilícitos… ¿Será Cienfuegos la hoguera en la que se queme Nacho Peralta?
Días antes de concluir el sexenio de Peña Nieto, el 26 de noviembre de 2018, se publicó en el Diario Oficial de la Federación la desincorporación a favor del Gobierno del Estado de Colima del predio ubicado en Av. Pedro A. Galván Norte número 502, en el centro de Colima capital, correspondiente a la antigua 20ª Zona Militar. Hagamos memoria y recordemos cómo se realizó esta sucia operación en paralelo con otras más que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) ha detectado.
La ASF ha señalado reiteradamente que, durante el periodo que el general Cienfuegos fue secretario de la Defensa Nacional, diversos gobiernos estatales compraron predios a sobreprecio, para beneficiar con esos terrenos a la SEDENA.
Asimismo, la Auditoría Superior de la Federación inició una investigación en contra de la SEDENA, debido a que cuatro empresas acapararon la totalidad de los contratos que otorgó y vendieron a sobreprecio diversos insumos, con una disparidad de unos 30 millones de pesos.
El 24 de diciembre de 2019, fue detenido y vinculado a proceso el exsecretario general de Gobierno del Estado de Chihuahua, Raymundo Romero Maldonado, por la adquisición del predio ubicado en el municipio de Guachochi, en la Sierra Tarahumara, a un sobreprecio de 20 millones de pesos, en beneficio de un particular. Ese terreno fue utilizado para un cuartel militar; compra que es investigada por diferentes instancias ante el cúmulo de ilegalidades que se presentaron.
Nuestro Estado no fue la excepción; en una investigación del diario El Financiero, fechada en abril de 2018, se señala que en enero de ese mismo año el gobierno de Nacho Peralta compró cinco terrenos para construir las instalaciones de la SEDENA a las que el Cuartel de la XX Zona Militar se trasladaría, en la comunidad de Loma de Fátima, a un precio de 58 millones de pesos.
Nueve meses antes, la vendedora de los predios los había adquirido en apenas un millón 254 mil 269 pesos. El gobierno de Nacho y la vendedora de los predios firmaron la escritura pública 17 mil 496, ante el notario Ramón Pérez Díaz, exgobernador interino, y padre del actual director general de Gobierno del estado, Ramón Pérez Gutiérrez.
Es la misma operación a la realizada en Chihuahua con personajes favoritos del Peñanietismo: Nacho Peralta, César Duarte y Salvador Cienfuegos. Igual que en el caso de Chihuahua, quienes intervinieron habrían cometido los delitos de peculado y coalición de servidores públicos. Queda claro que hubo especulación inmobiliaria y que el proceso se llevó a cabo en la total opacidad; Además, la adquisición de los predios es parte de la investigación especial que ordenó la fracción de Morena en el Congreso del Estado por el ejercicio de un crédito de 410 millones al Gobierno Estatal de Nacho Peralta.
Los antiguos terrenos de la zona militar, pulmón de nuestra ciudad, siguen sin rumbo. Los colimenses no sabemos cuál será su destino, aunque el gobernador haya creado una Comisión “ciudadana”, conformada en su mayoría por grupos empresariales y afines al gobernador, llevó el proceso al letargo, entre sesiones sin convocar, con falta de quórum y sin publicitarse; ha simulación al mero estilo priista.
Por su incompetencia, por los señalamientos del OSAFIG, las inconsistencias financieras, las irregularidades generalizadas en su administración y su sed insaciable de créditos, que dejará endeudados a los colimenses por generaciones, Nacho debería renunciar o pedir licencia, para que las autoridades lleven a cabo una investigación a fondo y responda ante la justicia. Antes de que lo queme en la hoguera Cienfuegos.