Mientras el presidente de México, López Obrador, se rasga las vestiduras por Cuba, ante la proximidad de la Cumbre de las Américas, sin importar que el régimen implantado en esta maravillosa isla haya impuesto una terrible dictadura sobre su población, pasada la revolución instaurada en la Habana, desde 1959; se olvida completamente de la nación, que por su ubicación geográfica, por su riqueza natural única, por ser la segunda nación más biodiversa del planeta, y sobre todo por la bravura y dignidad excepcionales, de una población sometida por una casta de oligarcas que al parecer, se han congelado en el tiempo como si fuesen encomenderos españoles, del siglo XVI.
A diferencia de México, en Colombia, como sucede en la mayor parte de las naciones sudamericanas, nunca hubo una reforma agraria revolucionaria, que permitiera el acceso a la tierra de los millones de campesinos mexicanos que eran tratados como esclavos sin derechos, hasta 1910.
Y el no prestar atención a este país con una de las geografías más complicadas de América, de parte de López Obrador, -que combina a la cordillera de los Andes con los llanos orientales en dirección hacia Venezuela, y la exuberante selva del Amazonas más la costa atlántica caribeña y la costa del pacífico, que limita con la muy densa selva del Darién en la frontera con Panamá, que alguna vez fue parte de Colombia y arrancada a esta nación por los Estados Unidos-, sobre todo ahora que el próximo 29 de mayo tendrá elecciones presidenciales, implica no percibir por parte de AMLO y sus asesores en política internacional, que hoy por hoy, la clave de un cambio social progresista y democrático, en América Latina, pasa por lo que suceda en estas elecciones, donde por primera vez en su historia desde la llegada de los conquistadores hace 500 años, el pueblo colombiano tendrá un presidente que actué del lado de las mayorías.
Hoy candidato por una coalición de organizaciones sindicales, movimientos sociales y populares, diversos partidos políticos, como Colombia Humana, la Unión Patriótica, segmentos del Partido Liberal, entre otros, que han dado lugar a un bloque opositor al muy reaccionario gobernante partido denominado, Centro Democrático; el economista formado en Bélgica y en la muy prestigiada Universidad Externado de Bogotá, Gustavo Petro Urrego, sin duda y como marcan todas las encuestas, será el 29 de mayo, electo presidente, por por lo menos el 80 por ciento de los votantes.
Así las cosas, parece que la mirada de AMLO en términos geopolíticos sólo llega hasta Centro América.
Y su solidaridad con Cuba y su reto al presidente Biden, para que no excluya a las tiranías seudo socialistas de Venezuela, Nicaragua y Cuba, en la inminente Cumbre de las Américas, justa en términos de modificar los usos y costumbres del imperio estadounidense, pierde de vista la relevancia Geo Política de Colombia, que con su millón y casi 400 mil km2, es el puente entre América central y del Norte, y todo sud América.
Pero también sucede que los Estados Unidos han implantado siete bases militares en la patria del nobel García Márquez y del excepcional poeta, Álvaro Mutis, -que tanto amaron a México-, pues desde que nacieron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC,
en los años sesenta del siglo XX, luchando por la anhelada Reforma Agraria y la justicia social; los Estados Unidos intervinieron con un apoyo militar desproporcionado con tal de combatir según, ellos, el fantasma del comunismo.
Y con el pretexto de combatir el narcotráfico, como sucedió en Afganistán con el incremento de la producción de heroína pese a estar ocupado por el ejército yanqui, pese a las siete bases militares ya comentadas, la producción de cocaína lejos de acabarse se ha incrementado incluso más, que desde la época del cártel de Medellín en los años 90 del siglo XX.
Pero si todo ello pasa desapercibido para el presidente AMLO, y su achichincle mayor, Marcelo Ebrard, lo que si de plano es inaceptable en un gabinete que se desgarra las vestiduras por la justicia social, es que no hayan dicho absolutamente nada acerca de las grandes movilizaciones sociales, de marzo, abril, mayo y junio, del 2021, con cientos de miles de jóvenes en las calles, exigiéndole a la dictadura la no aplicación de una reforma tributaria brutalmente reaccionaria, inclemente, del actual presidente, Iván Duque, y su aparato policiaco militar represivo, quienes se ensañaron contra lo más precioso de esa nación hermana, que es su juventud exigiéndole al régimen, pan, paz, y trabajo. Educación, salud y justicia social. Movilizaciones multitudinarias en las principales ciudades colombianas, reprimidas con saña inaudita y cobarde por un gobierno aliado a narcotraficantes y paramilitares de extrema derecha, que en un proceso de sesenta y más años de guerra civil, terminó quitándoles siete millones de hectáreas de las más fértiles del planeta, a los campesinos.
Es verdaderamente inaceptable, que AMLO y su gabinete, no apoyen ni atiendan al candidato del Pacto Histórico, Gustavo Petro, el líder de una izquierda democrática que pretende instaurar un Estado de Derecho que mire prioritariamente a los pobres, y que haga de Colombia un país que genere industrias propias, agroindustrias viables, y una economía de mercado sana, -no estatizada burocráticamente- que permita superar la actual economía rentista y oligárquica en manos de una minoría ínfima, productora básicamente de petróleo, materias primas y cocaína.
A lo mejor les incomoda que Gustavo Petro, haya sido miembro del ala política del M 19, en los años 90.
Y que su cultura universal sea muy superior a la del mismo presidente AMLO. No se diga económica, pues Petro no apuesta más por los combustibles fósiles como fundamento energético, sino por las energías renovables y alternativas, donde Colombia es en potencia, toda una potencia mundial.
Además, la muy intensa fusión entre las economías colombiana y mexicana es tan intensa como la existente entre México y los Estados Unidos con el TLC, pero en base a una síntesis inédita entre las economías criminales mexico/colombiana, que está moviendo cerca de un trillón de dólares anuales, sólo por todo lo que deriva de la producción, intercambio, consumo y distribución de Cocaína.
Por tanto, México tiene ya una enorme responsabilidad con la gran Colombia, y con tan hermoso y digno pueblo.
Es pues hora, de que el presidente AMLO mire hacia el actual proceso colombiano, que apoye a Petro y al Pacto Histórico.
No sólo es Cuba y CA lo que necesita urgentemente el apoyo de México.
La solidaridad con los agentes de cambio colombianos será incluso muy benéfica para el país, para un partido Morena verticalista y cada vez más despótico, principalmente en términos de una Pedagogía para la Paz, pues si algo tiene entre sus enormes cualidades el equipo de Petro Urrego, es su ausencia de complejos de superioridad, su ausencia de actitudes burocráticas, su honestidad, su cultura, su facilidad para conectar con sinceridad total con la gente y entre ellos, quiero destacar a María José Pizarro, Gustavo Bolívar, Camilo Romero Antioquia, Iván Cepeda, Francia Márquez, entre muchos otros.
El 29 de mayo, presidente AMLO, si gana Petro, toda América y no sólo la hispánico/portuguesa, recibirá una bocanada de aire fresco.
No solidarizarse con el pueblo colombiano, con su Juventud, a la que le mataron, hirieron, cegaron, y reprimieron con toda la saña de la oligarquía, narcoparamilitar, del partido Centro dizque Democrático, tendrá graves costos para una Morena partido que poco a poco va perdiendo apoyo entre los mexicanos. Precisamente, por las incongruencias bandazos, y traiciones, con los principios de la cuarta Transformación, -como no mentir, no robar y no traicionar al pueblo-, mostrados por personalidades muy influyentes, como el presidente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, en el gabinete de Andrés Manuel López Obrador…