Desatada ya, la invasión militar de Rusia a Ucrania, las consecuencias de esta confrontación no se han hecho esperar en la mayor parte del mundo occidental, principalmente por las escasez de granos, trigo y maíz entre otros, de los cuales, la patria del gran Néstor Makhno, es uno de los principales productores a escala planetaria.
Y con la escasez viene la inflación generalizada de alimentos, como en el mismo México estamos sufriendo, así como un incremento violento en los precios internacionales de los energéticos, petróleo y gas incluidos.
El argumento principal del presidente Putin, es que la incorporación de Ucrania a las esferas de la OTAN, -Organización Militar del Atlántico Norte-, que agrupa a las principales potencias occidentales, es un atentado directo a Seguridad Nacional rusa; es por ello que a lo largo de este aciago 2022, el ejército ruso atravesó las fronteras ucranianas hace 85 días, llegando por momentos a amenazar a Kiev, la capital.
Antes de continuar, recordemos que mientras Rusia posee un territorio de 17 millones, 125 mil km2, más un producto interno bruto, de un trillón, 704 mil millones de dólares, casi equivalente al de México, distinguiéndose por ser la primera potencia militar del mundo, si la medimos por el número de sus ojivas nucleares; Ucrania, cuenta con una extensión de 577 mil km2, ya sin la península de Crimea anexionada por los rusos desde el 2014, y un PIB de apenas 124 mil, millones de dólares.
Más 150 millones de rusos contra 39 millones de ucranios.
Nada más con estos datos podemos constatar la gigantesca asimetría, existente entre ambas naciones.
Y el abuso de poder ruso tras agredir a un país, con el cual Ucrania está lejos de equipararse. Económica, militar y demográficamente.
En cierto modo, es como si los Estados Unidos invadieran a México. Y todavía militarmente nuestro país, por el tamaño de su economía de alrededor de 2 trillones de dólares más los 45 millones de mexicanos radicados en los Estados Unidos, tendría más posibilidades de resistir, que Ucrania.
Étnicamente hablando, una parte de Ucrania es más próxima a Polonia, mientras su parte oriental tiene importantes minorías hablantes de ruso, y su economía e industrias han estado más ligadas a la Federación Rusa.
Puesto que Ucrania formó parte del bloque socialista tras la revolución socialista rusa, de 1917.
Ahora bien, puesto que antropológicamente hablando, toda guerra requiere de una Mitología o Ideología justificante, en este caso, los rusos no se han cansado de repetir que el ejército ucranio está plagado de elementos pro nazis, -aduciendo que durante la segunda guerra mundial, numerosos ucranios optaron por apoyar militarmente a los alemanes, antes que caer en las garras del big brother, ultra/genocida, Joseph Stalin. Y no porque simpatizaran con el fascismo.
A estas alturas de la guerra, la resistencia militar ucraniana ha sorprendido al mundo. Han hecho retroceder a los rusos del cerco que habían implantado sobre la capital, Kiev.
Lo que demostró también al mundo que la infantería y los tanques rusos, no es la que el mismo Putin pensaba de sus propias fuerzas.
Es por ello que los estrategas militares del Kremlin, han optado por re orientar su invasión, a las provincias más orientales como el Donetsk y Lugansk, mejor conocidas como el Donbass, y mantener el control sobre determinados puntos estratégicos ucranios.
Principalmente los puertos que conectan a Ucrania con occidente.
Por otra parte, la heroica resistencia ucrania, a nivel estrictamente militar, sería imposible sin el apoyo financiero y técnico de occidente, fundamentalmente estadounidense e inglés.
Y aunque Rusia en un tono francamente imperialista, le niega el derecho a Ucrania de ser un país soberano y parte de la Unión Europea, no tiene derecho a prohibirle tomar decisiones soberanas.
Y si el segundo elemento mitológico, manejado por el poderoso mecanismo de propaganda ruso, para hacer creer a los incautos que Putin es el nuevo Lenin, el líder de un resurgido socialismo eslavo, la verdad es que en Mariupol y otras ciudades, incluido Kiev, fueron bombardeados barrios obreros y de gente trabajadora, por lo que este garlito se cae por su propio peso, como por los crímenes de lesa humanidad realizados por los rusos, contra población indefensa y civil. Incluyendo mujeres y niños.
En este contexto de terror, la posibilidad de una guerra nuclear es más real que nunca.
Donde Putin, que es un vil tirano enemigo de la democracia liberal, realizó un mal cálculo al creer que la invasión a Ucrania sería una especie de Blitzkrieg, o guerra relámpago, lo que no fue así.
Y donde, la economía de los Estados Unidos es 20 veces más poderosa que la de Rusia, mientras que el PIB anual de la Unión Europea, sobre pasa los 22 trillones de dólares.
Con todo y la decadencia histórica de los Estados Unidos, que antes del 2028 cederá su puesto de primera potencia económica del planeta, para otorgárselo a China, que en la primera oportunidad atacará a Taiwán. Llevando al mundo a una alerta roja mucho más peligrosa, que la actual confrontación ruso/ucraniana.
Al respecto, la posición de México bajo la égida de AMLO, es la de declararse neutral.
Y cuando México seguido por Brasil deciden no participar con sus presidentes en la Cumbre de las Américas, contribuyendo a debilitar políticamente aún más al presidente Biden, quien con el fenómeno redivivo de una Estag/flación en Norteamérica, -estancamiento económico más inflación-, pierde cada día más popularidad; se deja de lado que son los Republicanos neo fascistas y Donald Trump, enemigos de los mexicanos, quienes más se fortalecen con la posibilidad nada remota de la pérdida de la presidencia por parte de los demócratas, en las próximas elecciones.
México debe de ser un país más decidido a detener la guerra en Ucrania, que ya ha dejado millones de desplazados y refugiados ucranios a lo largo y ancho del mundo.
Producto de una guerra de agresión imperialista rusa, a un país mucho más débil y poderoso que la llamada Federación Rusa.
