La aprobación y espaldarazo hechos por el aún presidente nacional del pri, Alito Moreno, a la iniciativa del presidente AMLO, para militarizar plenamente a la Guardia Nacional, no sólo es un atentado frontal contra el pan y el prd, y su alianza opositora a Morena junto con el partido tricolor, sino antes que nada, una puñalada trapera a los mismos priístas, que con jugadas como ésta, jamás recuperarán legitimidad alguna entre la población mexicana toda, mostrando su proclividad a la traición y al esquirolaje contra la nación. Como siempre lo han sido desde su fundación.
Pues la aprobación de Alito Moreno a la inconstitucional militarización de la Guardia Nacional, fue hecha para salvarse de las duras acusaciones de Layda Sansoes, gobernadora morenista de Campeche, por corrupción y abuso de poder, estado del que también fue ex gobernador campechano, del 2011 al 2015, y ex Senador priísta en el periodo 2006/2011.
Porque en el fondo, el súbito cambio de opinión del tal Alito, para aprobar la militarización de la GN, y su adscripción administrativa y en adiestramiento en el uso de armas de fuego, tácticas y estrategias operativas a la Secretaría de la Defensa Nacional, Sedena, se debe a las presiones y ataques de la gobernadora de Campeche, y de Morena partido, acusándolo de corrupto demostrado durante su periodo como primer mandatario, campechano.
Y aunque el coordinador de los senadores priístas y ex secretario de gobernación, durante el peñanietismo, Osorio Chong, tanto como el aún popular Eruviel Ávila, del grupo Atlacomulco, critiquen ásperamente el rol de esquirol de Alito Moreno, en función de la alianza opositora en construcción, ambos, como altos jerarcas del pri, portan la misma genética priísta corrupta y traicionera, por la que la población de modo mayoritario le dio el triunfo a Morena en la presidencia de nuestra República.
Con golpes como éstos, y ante las próximas elecciones del estado de México, en el 2023, donde al gobernador del Mazo, el presidente AMLO y sus asesores, le saben muchas cosas obscuras, -como sus multimillonarias cuentas bancarias en las Bahamas, es altamente probable que se repita un cuadro similar, en el que el destacado miembro del grupo Atlacomulco, del Mazo, con tal de no caer a la cárcel, decida salvar su propio pellejo entregando tan importante estado, -la segunda economía del país-, a Morena, arribando a la gubernatura, la impresentable candidata de AMLO, Delfina Gómez.
Con lo que el pri prácticamente desaparecerá del escenario nacional, llevándose entre los pies a la alianza opositora compuesta por el prd, pan y pri.
En este escenario, resulta muy contrastante que la morenista, Layda Sansores, que tanto golpeó la línea de flotación de Alito Moreno, no haya bajado bandera contra semejante líder de un partido de bandidos y corruptos de cuello blanco, como el aún presidente nacional del pri; mientras Indira Vizcaíno, la des/gobernadora de Colima, ni de chiste se decide a cuestionar la mega/corrupción del ex gobernador Ignacio Peralta, por sus delitos de desfalco a la hacienda pública estatal, y por su terrible responsabilidad en el Genocidio por Omisión que desde el 2015 viene desangrando al triste estado de Colima, con su secuela de miles de desaparecidos, feminicidios, asesinados a mansalva y fosas comunes al por mayor, que continúan incólumes y acrecentándose durante este gobierno de pacotilla, en tanto continuador en toda regla del régimen de extrema derecha, representado por el aludido Peralta Sánchez, hoy, uno de los flamantes dirigente nacionales del pri, en su veta radicalmente neo/liberal y enemiga del pueblo.