Para la Senadora, Griselda Valencia de la Mora.
El tema que es hoy central en el debate público nacional, acerca de la pertinencia o no de militarizar a la Guardia Nacional, es un distractor del asunto central en la materia al dejar de lado, intencionalmente, el del rotundo fracaso en la estrategia del gobierno federal, para asestar golpes decisivos a los responsables del verdadero Genocidio que desangra día con día y como nunca a nuestra nación.
El que AMLO, presidente, busque subterfugios legaloides para militarizar a la GN, no puede ocultar la total inconstitucionalidad de semejante hecho.
Pues la carta magna es muy clara al subrayar que una estructura como la GN, debe tener mandos civiles y ante todo, respetar a los derechos humanos de los involucrados en delitos criminales de alto impacto, hasta que no se demuestre lo contrario.
Además y en los hechos, los actuales 400 mil miembros de la GN, se encuentran formados en un 70 por ciento por miembros del ejército y de la marina armada de México.
Es decir, que en su componente esencial y en el acopio y adiestramiento en el uso de las armas, es la SEDENA, quien se ha encargado de la capacitación de la GN.
Pero tampoco podemos olvidar que en el terreno de la guerra real, que padecemos los mexicanos, con más de 130 mil asesinados en los primeros cuatro años de este infausto sexenio, ha sido desde el gobierno de Felipe Calderón, hasta la fecha, el ejército y en menor medida, la marina armada de MX, quienes han combatido frontalmente a los ejércitos de sicarios, al servicio del crimen altamente organizado, ante la acendrada ineptitud, corrupción y sometimiento, de los policías municipales, estatales y las fiscalías de las 32 entidades del país, incluida la de Colima.
Tomando en cuenta lo anterior, resulta altamente incongruente que el presidente AMLO, mientras fue candidato a la presidencia se opuso vehementemente a la militarización de la GN, y ahora en su cuarto año de gobierno apueste por todo lo contrario.
Lo cual resulta anti/ético y ciego a los hechos.
Dado el fracaso de los cuerpos militares y la corrupción de los altos mandos respecto a los cárteles mexicanos.
Otro aspecto relevante en este debate es el de la ceguera del presidente AMLO, respecto al proceso colombiano y las políticas en materia de seguridad recientemente implementadas por el nuevo presidente, Gustavo Petro.
Quien de entrada a su mandato constitucional, desmilitarizó a la policía nacional y al temible Esmad, su escuadrón de élite responsable de una terrible represión contra las movilizaciones sociales, como las ya épicas protestas social/juveniles del verano del 2021.
Además de mandar a retiro a los 50 generales más reaccionarios del muy destacado ejército colombiano y sus muy reconocidas fuerzas especiales.
Tal proceso de depuración no lo hemos visto en México, en todo el tiempo que lleva en el poder Morena y su retórica de la “cuarta transformación”, pues de nuevo en los hechos, AMLO presidente ha empoderado como nunca al ejército mexicano, pero sin depurarlo y reemplazarlo por nuevos cuadros, no contaminados por la ideología represiva, corrupta y enemiga del pueblo, que ha caracterizado a los altos mandos castrenses desde los arteros crímenes de Estado, de mi general Francisco Villa y del no menos glorioso Emiliano Zapata, pasando por las cobardemente reprimidas movilizaciones populares de 1958, 1968 1971, hasta llegar a la actual tragedia de Ayotzinapa.
Es entonces una verdadera vergüenza nacional, que en el Congreso de los diputados federales, hace unos días, Morena y la dizque oposición, hayan aprobado la militarización absolutamente inconstitucional, de la GN.
Pero por si fuera poco todo lo anterior, y desde una perspectiva colimense, es hora de que el ejército mexicano y sus altos mandos, no le hayan pedido disculpas post mortem, al General Gallardo, fundador histórico de Morena Colima, quien fue torturado, humillado y apresado en el campo militar número uno, durante 13 largos años, por el hecho de haber osado convertirse en defensor de los derechos humanos dentro del ejército y respecto a las innumerables víctimas civiles provocadas por la prepotencia reaccionaria y enemiga del pueblo, en el proceder histórico de nuestras fuerzas armadas.
Tema en el que volveré en posteriores artículos. In memoriam del general Gallardo.
A quien Indira Vizcaíno, gobernadora, le molesta in extremo, la mención de este muy valioso colimense, considerado por Amnistía Internacional y Human Rigths Watch, todo un héroe de la defensa de los derechos humanos, a nivel mundial.
Y quien se atrevió a criticar, rompiendo con la psicología servil y totalitaria de los dirigentes y bases morenista, la prácticamente entrega del poder por parte de AMLO, presidente, a los altos mandos de un ejército reaccionario, y corrupto como ha sido el nada glorioso ejército nacional mexicano.
Salvo honrosas excepciones.