Voy a llamarlo Carlos, al hermano del primo de un amigo, para darle identidad.
Carlos circulaba a velocidad moderada sobre la autopista Colima-Guadalajara, aproximadamente a las 10:10 de la mañana, casi a la altura del crucero de Cuauhtémoc, cuando un auto Versa plateado, que viajaba delante de él, disminuyo su velocidad en forma significativa, entonces él decidió rebasarlo y cuando lo intentó, súbitamente, el Versa aceleró su velocidad nuevamente –como lo hace un adolescente que te provoca para intentar jugar carreritas contigo- al hacerlo sintió que su camioneta recibió un impacto en la parte trasera izquierda. El impacto no lo descontroló pero sí alteró su tranquilo viaje, casi instantáneamente un auto compacto negro se le emparejó y un tipo desde la ventanilla le pidió que se orillara. Carlos disminuyó su velocidad y se estacionó detrás del compacto negro, un tipo bajo del auto y, sin pedir permiso, se subió a su camioneta, le preguntó que cuál era su empresa aseguradora, Carlos contestó “Quálitas” y el tipo respondió que, afortunadamente, ellos también contaban con seguro de la misma empresa e inmediatamente le pidió que movieran los autos porque los podía multar el Federal, ya que estaban en un crucero y era peligroso. Así lo hizo Carlos.
A unos cien metros adelante el tipo, que había abordado su camioneta, llamó a la aseguradora para que enviaran un ajustador. Muy amable, le pasó el teléfono a Carlos para que también platicara con el operador de “Quálitas”, éste siguiendo el protocolo, le pregunto si todos estaban bien y Carlos asintió, luego le pidió el número de póliza y le pregunto si viajaba en una Ford plateada y él contestó afirmativamente. Él sintió una ligera desconfianza y para eliminar dudas le pidió al operador si le podía dar el número de la matrícula de la camioneta Ford, el operador en forma inmediata, le dio el número de la matrícula que correspondían exactamente a las de la camioneta. Carlos sintió que el miedo lo invadía, pues él había tenido un incidente con su camioneta recién la había comprado y en la póliza no aparecían sus placas. Algo andaba mal. El operador le pregunto si él era culpable y Carlos le contestó que no. Que su camioneta había sido impactada de la parte trasera. El operador le dijo que si no se declaraba culpable entonces la Federal llegaría y se iban ir a litigio y los carros tendrían que ser trasladados al corralón y eso iba costar mucho dinero y tiempo perdido.
Carlos sintió que tenía que tomar la iniciativa. Colgó el teléfono y se lo entregó al tipo que en ese momento estaba esculcando su guantera. Carlos le pidió que se alejará de su camioneta y el tipo así lo hizo. Carlos le dijo que en ese momento hablaría a la policía federal para que ellos decidieran quién era el culpable. –Voy a espera al Federal y que él decida, les dijo en forma determinante.
Entonces el tipo y el chofer, que había bajado de su auto compacto negro, empezaron a acosarlo y le pidieron a Carlos 3000 pesos y que allí quedaba la cosa. Carlos se negó. Los tipo insistían y Carlos se negaba. Insistió que esperaría al Federal. Ante la negativa sistemática de Carlos y su impaciencia éstos se victimizaron pero Carlos seguía firme en su postura, entonces ellos bajaron su demanda a 2000 y luego hasta 1000 para que se arreglara el asunto. El tipo insolente llegó a reclamarle el porqué no portaba dinero en efectivo. Cómo se te ocurre salir a la calle sin dinero, se atrevió a decirle el insolente. Los tipos se descuidaron y, al estar mostrando su golpe dramáticamente a Carlos, y la gravedad del mismo, Carlos rodeó la camioneta, la encendió y escapó del lugar. Sabía bien que a cuatro kilómetros adelante estaba la caseta de inspección fitosanitaria y allí, regularmente, se aposta un Federal y, en el peor de los casos, está el personal de la caseta de inspección.
Al llegar a la caseta Carlos volvió la vista atrás y confirmó que no lo habían seguido. Afortunadamente estaba a salvo.
Inmediatamente Carlos marco por su cuenta a la aseguradora y confirmó sus miedos ésta no había recibido ningún reporte de algún incidente ni de su póliza. Entonces pacto una cita con el ajustador de la empresa a la tarde.
Javier, el ajustador, lo visito en su casa y Carlos pudo relatarle lo sucedido por la mañana. Javier le comentó que casos similares al suyo han sucedido en la misma autopista y un cliente fue estafado con 9 mil pesos. Los tipos actúan concertadamente. El primer carro te posiciona y el segundo sólo te toca para que detengas tu marcha. Su estrategia es primero ser amables para que te detengas y después infundirte temor para que te sientas culpable y desconfíes de la autoridad y termines cediendo a sus peticiones. Es montaje para extorsionarte.
Javier le confirmo que su actitud de solicitar la intervención de la autoridad lo salvó. Los tipos saben de la desconfianza de hoy en día de todos en todo, desconfianza entre nosotros y en la autoridad, esa es nuestra debilidad y esa debilidad la vuelven su fortaleza los criminales.
Moraleja
Tenga usted en cuenta, amigo conductor, que lo más conveniente es que usted:
Uno. No se baje de su auto.
Dos. No permita que se suban a su auto por ningún motivo.
Tres. Llame a la aseguradora desde dentro y espere la llegada de su ajustador. Si el otro tiene la misma compañía aseguradora que también haga llegar a su ajustador, si lo estima conveniente. Cada quien decide de acuerdo a sus intereses.
Es más conveniente que lleguen los dos ajustadores, aun siendo de la misma compañía, pues puede haber controversia.
Cuatro. Avise al Federal.
Cinco. Tome en cuenta que usted puede ser robado en el menor de los casos, pero en el peor puede ser secuestrado o asesinado, estos tipos no tienen escrúpulos, son jóvenes y andan muy decididos. No se arriesgue.
Esto le puede suceder a usted. Lo bueno es que le sucedió al hermano del primo de un amigo y no a mí.
Carlos vivió para contarla.