Estación Esperanza: ¡Hasta siempre Presidente! ¡Gracias por tanto!
Por: Vladimir Parra Barragán
Este 1º de octubre, Andrés Manuel López Obrador concluye su periodo como Presidente de México, un momento histórico, nostálgico, que llena de orgullo y de felicidad por los avances logrados en pro de un México más justo y equitativo tras 6 años del inicio de la transformación. Un proyecto que busca garantizar la continuidad, el bienestar de las grandes mayorías y la justicia social.
Por largo tiempo, hemos acompañado, junto a millones de mexicanos y mexicanas, a nuestro Presidente Andrés Manuel López Obrador, 21 años, poco más de 2 décadas, desde 2003, pasando por los tiempos de intento del desafuero, luego en la digna resistencia del Gobierno legítimo, y después en la defensa del petróleo y hoy en 2024, aquí seguimos acompañándolo, pero ahora no desde la resistencia, sino en la conclusión de su 6to año de Gobierno, algo que en retrospectiva, hubiese parecido imposible.
Hay que empezar recordando el panorama sombrío que dejó el periodo neoliberal, el despojo del patrimonio nacional, la colusión entre el gobierno y los negocios; una desigualdad exacerbada: campesinos que fueron dejados en el abandono, ferrocarrileros y trabajadores despedidos por las privatizaciones, así como jóvenes excluidos y olvidados en su mismo país, pero no se apagó la llama de la esperanza.
Siempre reconoceremos a todos mexicanos, mujeres y hombres libres y conscientes que abrieron el camino para impulsar un verdadero cambio que permitió dar inicio a la 4ta transformación de la vida pública con la participación alegre, entusiasta, consciente, activa, y protectora de nuestro pueblo. Es un timbre de orgullo poder decir que existe una amplia mayoría apoyando la transformación de la vida publica de Mexico, gracias al pacto entre pueblo y gobierno, bajo el principio de atender y respetar a todos pero dar atención especial, a los pobres y más necesitados.
En 2018, 2 de cada 3 votos jóvenes optaron por la transformación y abonaron al triunfo de todas y todos nosotros, de miles que dejaron de migrar, de millones que viven su diversidad cultural con orgullo, de estudiantes de escasos recursos, de jóvenes que pueden amar con libertad. Ese es el relevo generacional, el relevo que asume su papel protagónico en esta historia, el despertar ciudadano que logró el triunfo hace 6 años, el cual, debe seguir refrescándose y renovándose, y la única forma de hacerlo es mantenerse cerca del pueblo, y manteniendo los principios e ideales de nuestro movimiento.
Esta visión permitió grandes avances, históricos, en estos 6 años, entre los que destacan: La promoción de leyes que buscaron frenar una política antipopular que impulsó un poder oligárquico predominante disfrazado de democracia. La presentación de reformas constitucionales para restituirle a la carta magna su sentido revolucionario. La mejoras de condiciones que permitieron que cada mes, salieran de la pobreza 100,000 mexicanos, 9 millones de 2018 a 2022 según el BM gracias al aumento al salario mínimo y mejora de condiciones laborales. Se redujo la brecha de la desigualdad. Se separó al poder político del poder económico, entre muchos otros logros más.
Han pasado 6 años y esto se ha traducido en resultados tangibles, motivo por el cual la transformación echó raíces en millones de hogares dando inicio a la revolución más profunda de la historia de nuestro país, que sin duda algunas es la revolución pacífica de las conciencias.
Sin duda, el legado de Andrés Manuel, hará eco en la historia y resonará a través del tiempo, en forma de dignidad, justicia social y soberanía nacional. Nos ha heredado una visión de proyecto, una agenda, los cimientos de una nueva transformación, el ejemplo de lucha incansable para la construcción de una revolución sin paralelo en el mundo, la primera antineoliberal realmente profunda, pacífica, democrática y emancipadora de millones; pero sobre todo, Andrés llenó de esperanzas a una generación que empezará a ver la política como un medio para servir a los demás antes que para servirse a sí mismos; que sabrán que con disciplina, necedad, coraje, honestidad, trabajo diario y el corazón abierto se puede construir un cambio real, profundo y verdadero para millones; que sabrán que la corrupción es una elección con desalentadoras consecuencias y no un fenómeno cultural arraigado en las y los mexicanos; que creerán en la esperanza de que realmente se puede cambiar al mundo, y con la confianza de que no somos uno, sino millones para lograrlo.
Hoy las condiciones materiales, institucionales y anímicas del país son infinitamente mejores que las de hace seis años. Se construye un Estado que pueda garantizar a cada persona una cuna para nacer, un pupitre para estudiar, una mesa para comer, un puesto para trabajar, un techo para habitar, un consultorio para curarse y una cama para dormir.
Es un orgullo saber que en unidad, junto con millones, avanzamos. Nos sentimos victoriosos y satisfechos con este proyecto que era necesario y cuya continuidad es fundamental, para seguir impulsando el bienestar de las grandes mayorías. Pero además, estamos seguros de que la cohesión y la continuidad de la Cuarta Transformación de la vida pública, estarán plenamente garantizadas, en manos de quien será la primera presidenta en la historia de nuestro país: Claudia Sheinbaum.
¡Enhorabuena Presidente! ¡Gracias por estos logros, por su lucha incansable que inspira, gracias por mantenerse cercano a la gente, actuar de corazón y con la verdad, por anteponer los intereses de México y el bienestar colectivo!
Tal y como lo ha dicho nuestra Gobernadora Indira Vizcaíno en reiteradas ocasiones: “Ha sido, es y será siempre, un privilegio y un honor, estar con Obrador”
¡Gracias por tanto Andrés Manuel!
¡Hasta siempre, al mejor Presidente en la historia moderna de México!