«Más de dos tercios de la superficie del planeta están cubiertos de agua líquida, y más del 20% es hielo. Llamamos “Tierra” a nuestro hogar, pero “Agua” sería un nombre mucho más apropiado»
-Philip Ball
Durante el fin de semana, tuve la oportunidad de leer “H2O: Una biografía del agua” de Philip Ball, el cual es, sin duda, un libro indispensable para conocer los aspectos más básicos del líquido vital, desde su constitución molecular, hasta la complejidad de sus problemáticas (como la falta de abasto o el reducido acceso a saneamiento a nivel mundial), así como sus consecuencias.
Los orígenes de la problemática varían de país en país, sin embargo, en la gran mayoría de ellos, el tema del agua y su saneamiento no ha sido una prioridad política, e inclusive, en algunos lugares, las personas más pobres, pagan algunos de los precios más altos por el agua, lo que pone de manifiesto la desigualdad en el abasto a los barrios pobres o irregulares, así como la necesidad de voces con interés e incidencia política, que ayuden a transformar dichas realidades.
Desde 2006, el informe sobre Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, ya realizaba un análisis sobre los suministros globales de agua, llegando a la conclusión de que: “Para algunos, la crisis mundial del agua tiene que ver con situaciones de escasez absoluta del suministro físico. Este informe rechaza tal opinión y sostiene que las causas de la crisis del agua radican en la pobreza, la desigualdad, y las relaciones, desiguales del poder, así como en las políticas erradas de gestión del agua que agravan la escasez”.
En ese sentido, es evidente que el tema de los recursos hídricos y su cuidado, comienza a ser reconocido por la comunidad internacional, pero también por las personas, que perciben ya dichas problemáticos en entornos cada vez más cercanos, como lo fue el caso de la falta de abasto en Nuevo León. Sin embargo, si estas crisis no son afrontadas, se podrían desviar los avances conseguidos para el cumplimientos de los Objetivos de Desarrollo del Milenio e incluso, dificultar el desarrollo humano.
Hoy, la encomienda y la visión de la Cuarta Transformación con respecto a las problemáticas del agua, debe ser inicialmente, la de cumplir con los objetivos del desarrollo del Milenio, que puntualmente plantean reducir a la mitad la proporción de personas sin acceso sostenible al agua potable y a los servicios básicos de saneamiento, pero sin olvidar, que las problemáticas ambientales deben abordarse con una visión integral: apegada a la salud, a los derechos humanos básicos, a la soberanía alimentaria e hídrica; anteponiendo al agua como un bien común, antes que como una mercancía; dando solución a las demandas de la gente, haciéndola participe de las decisiones y las políticas públicas y concientizando sobre la importancia de la cultura y el cuidado del agua.