El Partido Verde en el estado de Colima ha dejado de ser un chiqui-partido que sobrevive, elección tras elección, de su alianza con partidos más grandes. En el actual proceso electoral 2021 llega atrevido y creciente. Se presenta para pelear la Gubernatura, por primera vez en su historia, con un candidato propio. Aunado a ello, impulsa, como no lo hizo antes, candidatos propios a diputaciones federales, diputaciones locales y alcaldías. El Verde demuestra que tiene con qué jugársela y que puede competir, al tu por tu, con los partidos que, en otros tiempos, eran sus aliados para subsistir.
Sin duda el Verde se convierte ahora en un partido emergente, que es ya no sólo relevante para el proceso electoral de este año, sino quizá factor determinante del resultado que conoceremos el 6 de junio próximo. El Verde ha acumulado solidez y consistencia. Tiene en Virgilio Mendoza no sólo a su candidato a Gobernador, sino a su líder moral. En Gaby Benavides se halla la segunda figura política de mayor calado en ese partido, siendo actualmente Senadora y dirigente estatal del mismo. A esta dupla le sigue en orden descendiente la actual Diputada Local Martha Meza, la que ha estado ligada al trabajo del Verde desde que llegó Virgilio al mismo.
Para fortalecer esa solidez y consistencia de cara a este proceso electoral 2021, el Partido Verde se ha definido como estrategia central la suma de liderazgos y personajes políticos de primer nivel. Bajo la frase de “haciendo equipo” se han construido Equipos Verdes para las diputaciones federales y en los municipios. Destacan, sobre todo, las anexiones de Rafael Mendoza, Agustín Morales, Felipe Cruz y José Manuel Romero. Estas cuatro figuras, aunque sólo tres de ellas con candidaturas, significan una estructura horizontal de inyección de recursos, operación política y adherencia de votos que dan puntos al proyecto estatal.
Virgilio y compañía han entendido bien que la política que da resultados es aquella que se forma del diálogo, de los acuerdos y de las alianzas, así como de saber acomodar en el espacio y en el ámbito más adecuado a cada persona conforme sus capacidades y potencial para sumar y crecer. Con Romero Coello en la capital, el Partido Verde crece su capacidad de competición rumbo a la gubernatura, lo mismo que con Eusebio Mesina en Armería y Alejandro Mancilla en Minatitlán. También, se apuesta a más con Carlos Zepeda en Manzanillo y respaldada por Felipe Cruz, con Karina Heredia en Villa de Álvarez.
Aun con todo esto que da fortaleza al Partido Verde para entrar mejor armado al proceso electoral 2021 y aumentar sus posibilidades de alcanzar posiciones públicas, se enfrenta a una especie de techo de cristal, que no es otra cosa que un límite máximo de crecimiento electoral. La suma de liderazgos y personajes políticos no significa en sí una adición lineal y completa del voto de sus estructuras y sus seguidores. Tampoco significa que la fuerza electoral de Virgilio se mantenga intacta y crezca a partir de lo que ya tenía. Cada anexión significa un reacomodo, y éste puede ser favorable o contrario a los objetivos fijados.
Una de las razones de este techo de cristal del Partido Verde en Colima es que, contrario a lo que se podría pensar, los votos que obtendrían personajes como Rafael Mendoza, Agustín Morales y José Manuel Romero Coello, no se traducen de manera automática en votos verdes. Tanto su trayectoria personal como el descontento de la gente con los partidos, hace que esos votos, en mayor cantidad, sigan siendo para el personaje político únicamente, sin significar un moto masivo o una transferencia de votos a favor de los demás candidatos del mismo partido.
Otra de las razones de la formación del techo de cristal del Verde en Colima es que, aunque buena la estrategia de sumar a nivel político, se ha descuidado la construcción en términos narrativos y de propuestas, de un proyecto de gobierno que, al ser escuchado por la gente, resulte atractivo. Este descuido en la coherencia narrativa, en la impecabilidad del mensaje, en la búsqueda de conectar con las fibras sensibles de los electores y poner en la mesa las mejores propuestas, limita de manera estructura el crecimiento en votos del Verde.
Este techo de cristal del Verde en Colima está formado, numéricamente, por los puntos históricos más altos de intención del voto que han medido las empresas encuestadoras. Por ejemplo, Massive Caller le otorga, en su histórico, una intención de voto máxima de 12.9% la que, en ocasiones, se reduce hasta alcanzar un nivel tan inferior como el 3.6%. El Heraldo en su encuesta mensual de marzo de 2021 le otorga una intención de voto de 7.8%. C&E Research le da al Verde 7%, que es su punto máximo. FactoMétrica le ha dado al Verde 8.5%.
En conclusión, el Verde hasta ahora, a un mes de iniciada la campaña por la Gubernatura y con todas las sumas que ha registrado, aun así, no puede despegar más allá de un punto máximo que puede ser el 12.9% de la intención del voto de los colimenses. Romper este techo de cristal es el principal reto que tiene que el Partido Verde en este momento. De no hacerlo, antes de la tercera semana del mes de abril de 2021, estaría condenado a ser atacado por otras opciones aludiendo al voto útil y relegando al actual candidato a Gobernador a una situación de participante pasivo.