El Partido del Instituto Nacional Electoral, el PINE, ya se metió de lleno en la contienda electoral al querer modificar las reglas del juego, al parecer, es una más de sus estrategias para modificar los resultados electorales que lo convertirían en el Supremo Poder Conservador.
Antes el INE fue el solapador de los fraudes dirigiendo su mirada hacia otro lado mientras los empresarios, los medios de comunicación y el Prian organizaban dígase el Pemex Gate y el Monex Gate por citar tan solo dos de los más obvios y descarados.
El INE ahora es el principal actor en la búsqueda de un fraude electoral que distorsione los resultados de las elecciones de 2021. Es decir, que pasó de ser un encubridor a un descarado organizador de los fraudes electorales. Ya no quiere ser árbitro sino un partido más en la contienda. Han decido ser un nuevo partido: el Partido del Instituto Nacional Electoral, el PINE.
El PINE pretende asumir las funciones que el PRI, PAN, PRD y MC no han podido realizar para socar al actual gobierno de la Cuarta Transformación. La guerra sucia no les funcionó, las falsas noticias no se las creen, su alianza genial (Va por México) terminó por anular entre sí los auténticos votos de apoyo ciudadano y, además, el sostener en forma abierta y cerrada el mismo programa neoliberal corrupto e injusto los convierte, de entrada, en una opción condenada al fracaso.
Ahora con el PINE pretenden cambiar las reglas del juego y al hacerlo violan el art. 105 de la Constitución que establece que no se pueden cambiar las reglas electorales a menos de 90 días de la jornada electoral.
Sin duda alguna el golpe de votos –del 2018- que la sociedad le propinó al Prian, al PRD y a MC ha sido de tal magnitud que no han podido reaccionar, es tal su pérdida de la conciencia, que no atinan a componer su figura. Parecen un boxeador lerdo, sangrante y con los ojos desorbitados.
La formas de hacer políticas deben de ser otras, ellos lo saben, pero no atinan a estructurar una mínima reacción que han dejado huérfana a su muy escaza clientela que no encuentra hacia donde conducirse.
Pareciera que cada paso que dan lo dan en falso. Camina sobre una superficie deleznable que les impide avanzar, y lo peor, se hunden cada vez más.
Morena no canta mal las rancheras, pero no hace falta la reacción de Morena, porque el presidente cada mañana golpea fuertemente al pasado régimen. Ayer le propinó un golpe político letal a las empresas productoras y consumidoras de energía eléctrica que no son otra cosa que vividores del gobierno con ganancias ilegitimas de 471 mil 200 millones de pesos del erario.
Los tiempos de Ciro Murayama y su cómplice Lorenzo Córdova se agotan en el PINE (antes INE) pues el país cambió y ellos en lugar de asumir su papel al frente de un órgano plural, imparcial y autónomo del Estado han optado por seguir siendo fieles a la mafia del poder.
De ellos y de los jueces ya estamos hasta la madre. ¿De cuantas formas habría que decírselos?
Nota al margen:
Y las campañas a la gubernatura de Colima siguen desarrollando el síndrome de Alicia en el País de las Maravillas. Y el electorado haciendo milagros para soportar sus mediocres campañas que duermen al más avispado y son la solución para los enfermos desahuciados de insomnio. Así de interesantes. Tanto dinero tirado y tan pocas ideas. La mediocridad y la falta de imaginación sigue siendo su divisa.