En una fila cotidiana de un banco local, hace muchos años, vi como desde el fondo de la fila venía una señora de muy avanzada edad ganando lugares. Cada persona que la veía le cedía su lugar y la señora avanzaba en la fila. Yo estaba más o menos a cinco personas de mi turno, cuando la señora llegó conmigo, le cedí mi lugar, y la señora siguió avanzando; sin embargo, cuando llegó junto a la persona que ocupaba el primer lugar de la fila ésta ignoró a la señora y no permitió que la señora de avanzada edad pudiera pasar a la caja y ser atendida en forma pronta. Ahí permaneció la señora esperando su turno con su fortaleza moral pero padeciendo su dificultad física. La persona del primer turno avanzó a la caja e inmediatamente después la señora cansada y con mucha dificultad también avanzó hacia las cajas para ser atendida; entonces, la persona que ocupaba su turno, detrás de mí, tocó mi hombro y señalando con la mirada a la persona que no había cedido su lugar me dijo: “Esa señora no va a llegar a vieja”. Yo compartí su juicio y las demás personas que habían alcanzado a escuchar su comentario asintieron con su mirada.
De acuerdo con Dolia Estévez habrían acudido a vacunarse a los Estados Unidos los ministros Yazmín Esquivel Mossa y Alberto Pérez Dayán. Ambos viajaron a San Antonio, Texas, (EE.UU.) para aplicarse la vacuna contra el Covid-19. Para poder hacerlo tuvieron que tramitar su matrícula consular, cosa que hicieron. Alberto Pérez Dayán, de 60 años edad, tramitó su matrícula el día 22 de enero de 2021 y tendrá vigencia hasta el 22 de enero de 2026.
Los hechos -de haber concurrido al consulado de San Antonio-, fueron confirmados por ambos pero en el caso de Yazmín Esquivel negó los hechos. Pérez Dayán no los ha negado.
Sin embargo, el canciller Marcelo Ebrard dijo que se hará una exhaustiva investigación y el cónsul Rubén Minutti Zanatta tendrá que aclarar los hechos.
Todo indica que ambos se brincaron la fila, solo falta que la investigación lo confirme.
Tienen sueldos estratosféricos y privilegios a los que no quieren renunciar.
A mí no me gusta un juez que es incapaz de respetar una fila porque no será capaz de respetar nada. Su clasismo y defensa de privilegios los deshabilita para poder ser imparciales. No merecen ser jueces.
Tan simple que es esperar su turno. Sin embargo, sus actos nos dicen que ellos se sientes superiores al resto de los mexicanos y merecen salvarse, inmoralmente, y no respetar su turno y compartir su suerte con el resto de los mexicanos. La sola duda ofende. El haber tramitado la matricula consular los condena. Por algo los mexicanos no confiamos en el Poder Judicial. Cada día, consistentemente, muestran su clasismo y su desprecio por la humildad. No merecen ser jueces.
Estos jueces están al filo de disfrutar la vejez, pero están demostrando que no tienen la humildad ni la madurez que brindan los años. La vida no les ha enseñado nada. Están vacíos. Entonces uno entiende el porqué de sus decisiones inhumanas e injustas que han emitido y que todos conocemos.
Para mí, fueron más sabios y humildes, todos y cada uno de los miembros de la fila del banco, porque fueron capaces de conmoverse y tenderse la mano entre ellos. Los jueces en México están llenos de dinero, pero vacíos de valores humanos. Esperar su turno es jugarse la vida y compartir un mismo corazón.
Yazmín Esquivel Mossa y Alberto Pérez Dayán, no son humanos, están en la Suprema Corte, pero no llegaron a ser jueces porque: el buen juez por su casa empieza.