En esta semana se cumple un año en que el gobierno decretó el confinamiento de las personas, en la medida de lo posible, en sus casas y la suspensión de las actividades no esenciales y las clases presenciales para evitar una catástrofe de salud pública. Hasta ahí todo bien.
Resulta que corre el rumor fuerte -ojalá solo sea un rumor nada más- de la violación de lo dispuesto por el gobierno en el sentido de suspender las clases presenciales para romper la cadena de transmisión de la epidemia de Covid-19.
Versiones discretas señalan que los colegios Fray Pedro de Gante, Cambridge, Cuauhtémoc y Campo Verde estarían realizando clases presenciales citando a los alumnos en forma discreta y escalonada en grupos de 9 en 9 y, cuando menos, tres veces a la semana y con clases de hora y media de duración. Esto ha traído la inconformidad de los demás colegios particulares –en receso obligatorio- que ven en ello varias situaciones muy serias, si el asunto es cierto. Uno, estarían violentando la norma dispuesta por la Secretaría de Salud; dos, estarían poniendo en riesgo la salud de los alumnos, los profesores y los miembros de todas familias vinculadas a los asistentes a estas clases presenciales; estarían siendo irresponsables y faltos de respeto a toda la sociedad y; estarían tomando ventaja frente todas las demás instituciones privadas y públicas. Todo ello sería, por los menos, irresponsable, temerario y ofensivo para toda la sociedad.
¿Estarán enteradas las autoridades educativas?
Lo mínimo que deben hacer las autoridades educativas es una investigación sobre el asunto y sancionar, en el caso de que resulten ciertos los señalamientos que se están haciendo.
El gobierno federal en coordinación con el gobierno del estado están haciendo grandes esfuerzos para tener los servicios de salud disponibles; los trabajadores de la salud están exponiendo su vida para que algunos, irresponsablemente, estén atentando contra la salud de todos.
Las vacunas están fluyendo ya y la vacunación está tomando un ritmo más acelerado para inocular a los adultos mayores y a toda la sociedad lo que implica que el final de la pandemia se acerca y el regreso a clases está próximo para que, irresponsablemente, se arriesgue a tantos miembros de la sociedad, sin necesidad.
Ojalá las autoridades investiguen, y si resulta cierto, tomar cartas en el asunto y; si es falso, clarificar la situación de cara a la sociedad y truncar los rumores que generan incertidumbre y malestar en una sociedad agobiada por un año de confinamiento y angustia existencial.
Ojalá el rumor sea falso por el bien de todos. Pues, de ser cierto, sería un acto de enorme vergüenza pública.
Colima no merece esto.