En la parte final de la segunda semana de mayo de este año 2020 circuló en diversos medios de comunicación una nota que, con pequeñas variaciones entre un medio y otro, señalaba a Indira Vizcaíno y a Virgilio Mendoza como las mejores opciones de la 4ª Transformación para la Gubernatura del Estado de Colima. Se trata de una nota con claro sesgo político cuya intención es influir en la opinión pública colimense a fin de crear la idea colectiva, primero, de que no hay más probables candidatos que puedan ser postulados por Morena o la coalición que este partido encabece y, segundo, de que una alianza de carácter político y/o electoral entre Morena y el Partido Verde en el estado, es algo inminente.
El sesgo de la nota es claro porque Indira Vizcaíno, aunque representante del Gobierno Federal en Colima, no pertenece al Movimiento de Regeneración Nacional, razón que la descartaría o pondría al final de una larga lista de posibles candidatos morenistas por este partido al Gobierno del Estado, no al principio, como busca asentar la nota. También, lo es porque mencionar al dirigente estatal del Partido Verde como quien, gracias a cierto acuerdo y como por arte de magia, podría encabezar la candidatura de Morena y sus aliados para dirigir la máxima magistratura del estado, resulta aun más improbable. Es como afirmar que no solamente no hay otras opciones de candidatos dentro de Morena, sino tampoco en los demás partidos aliados, que sí se la jugaron con la 4ª Transformación en la elección de 2018.
¿Será posible una alianza Morena-PVEM en Colima para competir por la Gubernatura del Estado? Sí lo es, pero no en la forma ni en las condiciones que se desea hacer creer. Lo primero que hay que saber es que, aun cuando en la actualidad los partidos se guían más por el pragmatismo electoral que por la brújula ideológica, Morena y el PVEM están en cuadrantes filosóficos muy alejados uno de otro. Mientras el primero es puramente ideológico (busca una 4ª transformación del país), el segundo es pragmático estratégico (busca sobrevivir la próxima elección, para continuar compitiendo en la siguiente después). Mientras Morena es un partido de izquierda liberal que busca la igualdad económica y social, el segundo es un partido de centro-derecha con tintes conservadores.
Lo segundo que hay que saber es que, ante una eventual alianza electoral, Morena pondrá, en orden de prioridad, primero al Partido del Trabajo y al Partido Encuentro Social (hoy extinto, pero en proceso de nuevo registro), con quienes tiene mayor afinidad ideológica y de propuesta de gobierno, así como que ya fueron aliados en el proceso electoral 2018. Es de recordar que el PVEM en el año 2000 formó alianza con el PAN y desde el 2003 hasta el 2012 realizó alianzas con el PRI, mismo caso que en el año 2018, en donde en coalición local con el PRI compitió en contra de Morena. El tema es claro, en 2018 el PVEM no fue con Morena porque no creyó que le fuera bien, hoy busca aliarse a como dé lugar bajo la idea de que repetirá en el 2021 los resultados de 2018.
Lo tercero que hay que saber es que sería un error para Morena equipararse en una alianza electoral igualitaria con el Partido Verde. Más aun si mientras el Movimiento de Regeneración Nacional por sí solo obtuvo el 31.0% de la votación estatal a favor de Diputados Locales y el PVEM llegó al 6.3% en la misma elección. ¿De verdad cabría la idea de formar una alianza igualitaria con un partido que le aporta una votación mínima, estando tan alejados en ideología y prácticas políticas? Es aquí donde se aclara la imposibilidad de considerar no sólo una alianza en igualdad de condiciones, sino de tomar en cuenta al dirigente estatal del PVEM como un virtual candidato de la alianza que encabece Morena.
Este último escenario sería asequible sólo en una alianza Morena-PVEM donde ambos partidos tuviesen las mismas fuerzas y, por lo tanto, pudiesen compartir candidaturas en igualdad de condiciones, lo que no es así. Esta probabilidad sólo puede crecer si la alianza fuese de carácter nacional y la dirigencia de Morena a nivel país decidiera sacrificar el estado de Colima a cambio del apoyo por parte del Verde para continuar controlando la Cámara de Diputados, lo que también parece inconsistente.
A todo lo anterior se suma y le da mucha claridad el hecho de que apenas este lunes 18 de mayo del presente año, el Consejo Estatal de Morena Colima hizo público un comunicado en el que “…manifiesta su rechazo a la posibilidad de una alianza con el partido Verde, y en su caso la idea de que Virgilio Mendoza sea candidato…” Continúan diciendo que “En morena no estamos de acuerdo con la visión pragmática de la vieja política donde se hacen alianzas con base en los intereses personales, esas son formas que rompió la elección del 2018 en donde la gente volvió a confiar en los y las representantes populares.”
Por supuesto que en política nada está dicho ni determinado. Sólo los próximos días y meses mostrarán lo que en realidad sucederá de cara al proceso electoral del año 2021. Desde ahora podríamos prever que, en caso de darse una alianza electoral Morena-PVEM, ésta será de suma del segundo al primero y sin sacrificar a los cuadros más relevantes de Morena por otorgar candidaturas a los Verdes. Se prevé también una mayor ventaja para el PVEM de continuar con su tendencia de alianza estratégica, si la hace con el PRI, como a nivel local en el 2018, aunque también habría que considerar en qué términos podría ser. El 2021 será concluyente para el Partido Verde, en tanto no se avizora un arreglo que le permita generar las condiciones de crecimiento que desea. Hasta aquí mi participación de este día. Nos leemos en la siguiente.