En el año 2015 Morena era apenas un movimiento en forma de partido político que iniciaba a tomar fuerza, pues en la elección federal de ese año obtuvo una votación que representó el 8% del total. Y en el estado de Colima ese nivel fue aún más bajo, ya que llegó a sólo el 1.3% de los votos en la elección ordinaria para Gobernador y al 0.8% en la elección extraordinaria al mismo puesto. Morena se ubicó como el segundo partido menos votado en la entidad, por debajo inclusive, del PRD, que postuló a Martha Zepeda como candidata estatal quien recibió el 1.8% del voto de los colimenses.
Para esa elección, ninguna fuerza partidista deseó o logró coaligarse con Morena. El crecimiento de ese partido político llegó después, con la postulación de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de México. Para el año 2018, a Morena se le unieron el PT y el PES bajo la coalición Juntos Haremos Historia y, en amistad electoral, comenzaron a hablar de la 4ª Transformación como un proyecto conjunto de nación para México. Con un triunfo avasallante, en lo nacional y en lo local, estos tres partidos se convirtieron en los que más puestos de elección popular conquistaron y ocupan en la actualidad, entre Senadurías, Diputaciones Federales, Diputaciones Locales, Presidencias Municipales y Regidurías. Son los partidos y la coalición gobernantes del momento.
Sin embargo, la razón del triunfo no se distribuye en partes iguales. En la elección del año 2018 en el estado de Colima, Morena aportó el 82% de los votos, el PT el 10% y el PES el 3.5%. Aunque todos ellos fueron protagonistas “del cambio verdadero” en la elección, al haber ido en coalición, en la práctica es Morena el que cuenta con la mayor preferencia y apalancamiento electoral. Se entendería, a partir de esto, que la agenda de gobierno y legislativa de la coalición Juntos Haremos Historia y de la llamada 4ª Transformación sería dictada desde Morena y retroalimentada por el PT y el PES para, en el continuo, ser comunicada, implementada y reforzada de manera conjunta, proporcionalmente a los votos aportados.
Algo sucedió distinto desde la entrada de los nuevos gobernantes a las diversas instituciones del poder público. Esa agenda de gobierno y legislativa que se pensaría de corte profundamente Morenista, ha ido perdiendo color y consistencia, a manos de una inicial pugna por el control, las decisiones y la representación de la 4ª Transformación en el estado de Colima. Se extendió, además, a una lucha por erigirse como la voz autorizada e intérprete oficial en la entidad de los pensamientos y decisiones del Presidente Andrés Manuel López Obrador. Y se convertirá, en los próximos días, en una batalla por tener el poder de decisión sobre las candidaturas camino a la elección del año 2021.
Tres son los protagonistas principales de la pugna verdadera por la 4T en Colima. El ala más joven y pura de Morena, con amplia exposición pública, la representan el Diputado Local Vladimir Parra y la Delegada de Programas Federales Indira Vizcaíno, quienes desde el año 2018 se propusieron ser la cara y voz de Morena, del Presidente de México y de la 4T en Colima. Lo fueron durante mucho tiempo, hasta que desde mediados de 2019 la Diputada Federal Claudia Yáñez inició con ataques por corrupción hacia Indira Vizcaíno y emprendió una campaña de posicionamiento mediático personal, abiertamente agresiva, que la ha llevado a representar, junto con el Dirigente Estatal Sergio Jiménez Bojado, un frente partidista emergente que podría denominarse “el otro Morena”.
Impulsores de un estira y afloja cotidiano, Yáñez y Bojado lanzan, un día sí y otro también, ataques en contra del ala más joven de Morena y de quienes se sepan cobijados por ésta. A esos ataques se ha unido, por acuerdo o coincidencia, el PT, en voz del Diputado Local Carlos César Farías Ramos y, con seguridad, en mente del Senador Joel Padilla. El PT, en esta pugna, logró apoderarse, con una aportación que ya mencioné, del 10% de los votos a la coalición Juntos Haremos Historia, del Congreso del Estado y de la agenda legislativa estatal. Con ello, desde el mes de julio de este año el Diputado Carlos César Farías ha emprendido una campaña de ataque y desprestigio en contra de Vladimir Parra, los demás Diputados Locales que aún pertenecen a Morena y los ex trabajadores del Congreso del Estado.
Similar a como lo hiciera Claudia Yáñez en contra de Indira Vizcaíno, Carlos César Farías diariamente convoca a rueda de prensa o hace transmisiones en vivo mediante los medios de comunicación, para llamar “corrupto” a Vladimir Parra y a quienes forman parte de su ala Morenista. La agenda de gobierno y legislativa de la 4ª Transformación, de Morena y del Presidente de México ahora está repartida, no en partes iguales, entre Parra-Vizcaíno, Yáñez-Bojado y Padilla-Farías. Esta desavenencia partidista y política ha tenido como consecuencia que Vladimir Parra se encuentre disminuido en protagonismo y exposición mediática, que Yáñez sea en la práctica una de las jefas políticas de Morena, que Vizcaíno ponga en duda su candidatura por Morena a la Gubernatura del Estado y que Carlos César Farías sea uno de los actores con más protagonismo público de la actualidad.
Pero también ha tenido costos, muy altos, consistentes en la disminución gradual en la preferencia electoral que los colimenses otorgan a Morena, una aún mayor confusión de qué significa y representa el proyecto de la 4ª Transformación, pues las agendas de gobierno y legislativa han variado y se han movido tanto que se perdió la consistencia necesaria. También, ha cambiado y perdido fuerza la idea de que existan representantes oficiales, voces autorizadas e intérpretes formales de las ideas, el discurso y los pensamientos del Presidente de México. Ahora todos y ninguno puede hablar de y sobre ello. Aunque es natural se den pugnas intra e inter partidistas, no conviene a un proyecto político y de gobierno, como lo es la 4T, tener en su seno riñas recurrentes.
La pugna por la 4T en Colima no beneficia a la gente, tampoco a Morena, quizá un poco al PT, pues cosecha adeptos Morenistas que podrían ver en ese partido una opción más ordenada de representarles en el mismo proyecto global, pero menos aun a los grupos internos de Morena. A quien más beneficia es al PRI, el que, sin hacer mucho y sólo como espectador, ve cómo crece la animadversión hacia su principal y directo competidor que es Morena, lo que podría significar el regreso a sus filas de priistas que vieron oportunidades de coyuntura y hoy se ven lapidadas.
También, beneficia al PAN, que es el partido que más votantes perdió en 2018 a manos de Morena, pues recordemos en 2015 había sido el partido más votado en el estado, para pasar hoy a ser tercera fuerza. Y a quien más beneficia esa pugna es a Movimiento Ciudadano, el que va cosechando el voto más liberal y apartidista, que ante cualquier conducta ajena a su parecer, se ve fugaz hacia otras opciones. Desde aquí se lanza la advertencia a la 4ª Transformación en Colima, de que esta pugna les hará llegar débiles a la elección de 2021, poniendo en riesgo su deseo de tomar, por primera vez en la historia, el Gobierno del Estado. Nada conviene más a las dos alas internas de Morena y al PT, que encontrar la reconciliación y llegar en unidad a la competición. ¿Habrá capacidad para lograrlo?