A través de un comunicado de prensa, la investidura presidencial de Donald Trump como el 47° presidente de Estados Unidos estuvo marcada por un episodio que despertó intensas reacciones a nivel global. La participación de Elon Musk, quien realizó un gesto que muchos interpretaron como un saludo asociado a ideologías de extrema derecha, evocó recuerdos de los oscuros episodios del fascismo en la Alemania Nazi. Este incidente, aunque aparentemente espontáneo, desató un debate sobre las implicaciones simbólicas y políticas de las acciones públicas de figuras prominentes.
Aunque el gesto de Musk parece haber sido bienintencionado, acabo por revelar una señal que históricamente ha sido sinónimo de opresión y odio, su impacto fue inmediato y polarizador. Esta acción, en un momento de tensión política y social, recordó al mundo los temores que millones de judíos y otros grupos perseguidos vivieron durante el régimen nazi, algo muy serio. ¿Oh No?
Con este polémico saludo y sin filtro alguno, el tan controversial dueño de Space X apostó por inaugurar su discurso para celebrar la toma de protesta de su amigo Donald Trump candidato republicano que con la promesa de Make America Great Again (hacer grande a EUA) un país económicamente fuerte, lo coloca en la agenda mundial.
Con la promulgación de más y más políticas y medidas anti inmigrantes del presidente Donald Trump, las consecuencias de discriminación, odio y racismo hacia las personas extranjeras alcanzaran un grado patológico inédito de los ciudadanos “legales”, cercano al proceso de la *double-pensée* descrito por Orwell en su novela 1984. En este contexto, el gesto de Musk puede interpretarse como un símbolo de la confusión y la tensión inherentes a este discurso político.
La administración de Trump se caracterizó por iniciar con un enfoque duro hacia la inmigración y la promoción de políticas que exacerbaban las divisiones entre la población. El racismo, como un mal endémico, ha sido utilizado históricamente como una herramienta de control social. En Estados Unidos, este problema tiene raíces profundas que se remontan a los Padres Fundadores.
Aunque figuras como George Washington, Thomas Jefferson y Benjamín Franklin promovieron ideales de “libertad e igualdad”, también fueron dueños de esclavos y perpetuaron estructuras de opresión racial. Esta doble moral fue y sigue siendo el instrumento favorito del “imperialismo Yankee” para la construcción de su sistema económico, basado en la explotación.
QUE TANTO ES TANTITO
Que tienen en común Elon Musk y los padres fundadores de Estados Unidos, su doble moral ¿Oh No? Miren que ejemplifican sus confusas ideas que “todos los hombres libres son iguales” hasta que toman el poder de un país y saludas como Nazi.
Aunque hemos avanzado en temas de libertad de expresión, la señal que Elon Musk realizo en la investidura de Donald Trump es tan cruda y directa que muchos identifican con un saludo en apoyo a ideologías de extrema derecha.