Los autodenominados intelectuales que las redes sociales han bautizados como los 650 “abajo ladrantes”, paráfrasis que hace alusión a la famosa frase de Carlos Monsiváis de “los abajo firmantes”, han protagonizado un show digno de antología que están dándole el sello tragicómico a los tiempos presentes.
Hoy los intelectuales no convencen.
Antes cobraban por convencer. Ya no les pagan más y chillan como plañideras baratas y sus ideas son tan decadentes que ni a su perro convencen.
Su tarea es crear ideas y convencer. Hoy son incapaces de hacer lo que supuestamente es lo que mejor saben hacer: producir ideas.
Están secos de ideas. Yermos de argumentos sólidos y veraces. Su sequía y su esterilidad es directamente proporcional a la cantidad de dinero que dejaron de robar del erario.
Antes, en los tiempos del PRIAN, la izquierda escribía en las paredes, en los postes, y a toda velocidad y cobijados por las penumbras de la noche, las consignas reclamando democracia, derechos laborales y libertad de expresión. La policía estaba al acecho y la cárcel era el destino de estos atrevidos insurgentes. A mí me tocó hacer algunas rondas nocturnas, de las cuales, hoy estoy muy orgulloso. Cuando la izquierda pudo llegar a tener difusión, en algunos medios impresos, los medios electrónicos se daban vuelo humillando, insultado, tergiversando, mintiendo para imponer su “verdad” o lo que llaman ahora su narrativa. Su “verdad” se mantuvo invicta hasta el 2018 donde su mundo de papel y de basura se vino abajo. Esto no quiere decir que la gente les creyera sus mentiras entonces, todo lo contrario. El círculo rojo inventaba su realidad y la gente de abajo tenía la suya. Lo que pasaba era que la gente de abajo no se comunicaba entre ella, no había canales de comunicación horizontal. Estaba compartamentalizada.
Las redes sociales rompieron estas barreas y la verdad de la gente simple, como yo y como usted, es la que nos platicamos hoy; entonces, decidimos tirar a la basura el estercolero de los conservadores. Televisa era el paradigma de la desinformación, a nivel nacional, y el Diario de Colima lo era en nuestro estado.
Hoy todos los medios, dígase impresos, electrónicos y masivos de comunicación, gozan de las más amplias libertades, y tan es así, que se han dado el lujo de vomitar e insultar sin que nadie los moleste. Esto último es lo que más los describe y define. Pues estos autodenominados intelectuales y académicos están demostrando que carecen de ideas. Son incapaces de articular una, dos o tres ideas coherentes y dignas de ser escuchadas y debatidas. Construyen muchos argumentos vacíos, demagogia barata, sofismas elementales y difunden mentiras e insultos patéticos.
Mi amigo Mario Flores Moreno lo sintetiza magistralmente cuando dice: “Los que ayer nos negaron nuestra opinión, hoy se dicen censurados. Qué cínicos.”
No es casualidad como sus autodenominaciones son verdaderas expresiones de su pobreza humana: FRENAA, BOA y TUMOR (Frente Nacional Anti López Obrador, Bloque Opositor Amplio y Todos Unidos contra Morena, este último de reciente creación de Gabriel Quadri).
En FRENAA, quieren que México se mantenga en el atraso de la corrupción. Quieren frenar el desarrollo democrático de nuestro país. Vean el tamaño de su estupidez. Antes, cuando ellos gobernaban, decían que todos los votos contaban y que, por lo tanto, así se ganara con un solo voto tenían el derecho de hacer y deshacer del país porque se lo habían ganado. Hoy que perdieron por 30 millones de votos quieren que las minorías sigan mandando y tomar la mayor tajada del presupuesto. Para ellos si ganan las mayorías es una dictadura, si mangonean las minorías es democracia plural. Vaya estupidez del tamaño del mundo.
La BOA, es un reptil tóxico que para ganar necesita de su toxicidad. Sigilosamente atacar y matar a los confiados que pasan a su lado.
El TUMOR, es un crecimiento anormal de tejido que invade a otros órganos y muchas veces malignos. Quieren ser tumor para enfermar y terminar matando a nuestro país.
No es extraño, como dicen en las redes, que muy pronto veamos la creación de nuevas organizaciones conservadoras donde sus acrónimos sean: METÁSTASIS, PESTE, INFECCIÓN o INFARTO. Todo es posible con estos enfermos del cerebro.
Necesitan su alimento, aman el dinero. Odian a la gente, y sobre todo, a la gente pobre. No quieren que la gente se exprese. Sólo ellos quieren hablar.
Quieren que todos callemos. Sólo quieren ver su verdad por encima de todo. No quieren oír a la gente porque les molesta.
Dicen que sólo hay libertad de expresión si todos callamos y sólo ellos hablan.
No van a callar al presidente porque el presidente es la voz oficial de la sociedad mexicana mayoritaria.
Tienen la televisión, la radio, los medios impresos y electrónicos. Tienen el dinero. Pero no tienen ni ideas ni argumentos sólidos. No tienen escrúpulos ni vergüenza. No tienen corazón y carecen de espíritu.
No cabe duda que son unos pobres intelectuales chillones y decadentes.