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Pasado, presente y futuro de la Cultura Colimense

La Opinión de Verónica Zamora Barrios

“A los veinte años nos dijeron:

“Hay que sacrificarse por el mañana”.

Y ofrendamos la vida en el altar

del dios que nunca llega.

Me gustaría encontrarme ya al final

con los viejos maestros de aquel tiempo.

Tendrían que decirme si de verdad 

todo este horror de ahora era el mañana.”

                                                   José Emilio Pacheco

 

 Sonó el teléfono. Era un  número viejo del extenso pasado. Era para invitarme  a una reunión de “cultura” así dijo la voz amable,  con la comunidad artística.

La cita era en el Teatro de Casa de la Cultura el miércoles 1 de julio a las 10: 00 am. De inmediato agradecí  a la asistente de Oriana Zaret Gaytán Gómez licenciada en Economía y Doctora en ciencias sociales, recién nombrada Secretaria de Cultura.

Decliné  por motivos de agenda familiar y médica. Eso no importa. Como tampoco importa lo que pueda soñarse ahora sobre literatura, Poesía, premios, festivales, ediciones, colaboraciones, teatrales, Artes visuales, bibliotecas, investigación, performances, intervenciones, infinito. Supongo que la convocatoria fue casi la misma para todas y todos mis cofrades. La diferencia es que varios de ellos sí asistieron a dicha reunión. Escribo aquí sus impresiones compartidas.

Significativas presencias de las distintas artes acudieron al llamado de buena voluntad. Son artistas, creadores, ejecutantes, algunos emergentes y nuevos talentos que enriquecen el paisaje de nuestra tierra, otros de gran trayectoria que han contribuido para el bienestar y la vida cultural de Colima. Una y otra vez los nombran y acuden para creer en las promesas de otro o de otra funcionaria al frente de cultura. Les piden comprender la situación, colaborar y prácticamente seguir donando su trabajo para una institución que le debe mucho a esa comunidad artística e intelectual y no lo digo figurativamente, para empezar,  a varios de ellos se les debe dinero, salario, honorarios. Se les debe de meses y de años por dar talleres, por realizar actividades formativas. Algunas de estas personalidades son verdaderos valores de la cultura local y nacional. Yo digo que cualquier acto de honor y respeto a nuestros artistas debe comenzar por pagarles con dignidad, aunque sea a  destiempo sus adeudos. Y siendo la Secretaria de cultura una académica formada en Economía comprenderá que hablar de dinero es natural y justo, como lo es que te paguen por el trabajo que realizas.

Nuestros artistas son creadores, son sensibles y siempre están innovando y aportando. Saben hacer proyectos si se les convoca, presentan propuestas si se les atiende y escucha. Pero al parecer en esta reunión la Secretaria estaba más ocupada por escucharse a sí misma y hablar de sus años de bailarina en el ballet de la U de C y de sus premios de declamación. Yo le diría que no tiene que legitimarse, Doctora, es usted una mujer capaz, profesionista de excelencia, está ahí para gestionar recursos y atender a la gente de cultura que está decepcionada no de usted sino de todo ese aparato inoperante, porque este primer acercamiento no era para eso, para extenderse en largos discursos sobre sí misma sino para conocer a una comunidad que le es ajena. Pero aun así hubo propuestas. Me dicen algunos que sintieron una especie de coaching de multinivel, un sentido práctico y emprendedurista  de la actividad cultural. Eso no es negativo siempre que se comprenda el valor del arte por el arte.

La administración de la cultura es un concepto democrático, no con una visión academicista o universitaria, es hablar de derechos culturales ligados a un desarrollo sustentable, a volver la mirada a las bibliotecas públicas y sus posibilidades digitales en las nuevas normalidades, a los talleres para niños, niñas y adolescentes, a territorios de cultura de paz y ciudadanía, a las diversas expresiones populares y a las Bellas Artes.  A una cultura hecha por mujeres y para mujeres y hombres en el ámbito urbano y las comunidades. Es apoyar a quienes quieren escribir, pintar o hacer teatro, guiones, cine o títeres; crear nuevos públicos con programas de apoyos claros y concretos. Tener proyecto a futuro y los pies firmes en este presente nada favorable con el que lidiamos las y los poetas y escritores para ser alegres y exitosos aún sin la tutela del Estado. Llevamos décadas en la cultura, la respiramos.

Pero creo que la presente administración cultural, tiene un futuro muy corto para prometer como lo hizo la Secretaria de cultura “sorpresas” venideras, tardaron mucho en hacer cambios. Abandonaron demasiado tiempo a la gente. Por ahora no tenemos  presente, porque este fluye vertiginosamente y ¡Oh maravilla! hay esperanza firme, y  vienen grandes cosas porque en el río de Heráclito, este amargo presente: YA SE VA.

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