Opinión

Movimientos Legítimos

Artículo de Opinión de Verónica Zamora Barrios

“Sólo le pido a Dios

Que el engaño no me sea indiferente

Si un traidor puede más que unos cuantos

Que esos cuantos no lo olviden fácilmente…”

Ser activista es una forma de vida que se adopta a conciencia, es lo contrario a la inmovilidad y al temor que mantiene a la gente encerrada en sus habitaciones, sin pensar en los otros y sus necesidades. Elegir la movilización y las causas justas para defenderlas es una aspiración que nos llega de lo más alto del pensamiento humano. Por eso marché este domingo 7 de junio, por las mujeres y hombres desaparecidos y por los policías asesinados y por la Diputada de morena Anel Bueno Sánchez, que es un símbolo de cómo no basta empoderar a las mujeres sólo por ley.

En Colima, pueblo noble y orgulloso, de grandes bellezas y recursos que fuera un ejemplo de vida tranquila y segura en el occidente de México, existe un amplio frente de activistas de los cuales sentirnos orgullosos, como la sociedad democrática a la que hemos aspirado, jóvenes mujeres y hombres, ancianas y señores de edad, niños y niñas, adolescentes, estudiantes, obreros, campesinos, académicos, Maestros y Profesoras, Doctoras, etc. que están organizados y pendientes de las noticias de cada día. Ávidos lectores de prensa local y nacional, sus causas  son variadas: el cuidado del agua y la naturaleza, la defensa del maíz, el derecho a la vida y a la libertad de decidir, el respeto a la libertad de expresión, el derecho a la cultura, el derecho a una vida libre de violencia para las niñas y las mujeres y mucho más.

De entre estos grupos han surgido líderes que se forman desde temprana edad en sus filas y marchan de la mano de sus padres y madres, luego siguen estudiando en escuelas y universidades y llegan incluso a ser representantes populares con una visión muy clara de a quiénes se deben. No son los típicos bebesaurios, hijos de políticos que heredaron el brillo de la familia tricolor, ni tampoco son los habladores profesionales que mandaron a estudiar al extranjero con dinero del erario en un buen gobierno de flamantes palacios. Ni los jóvenes abogados que fueron pobres y por ello llegaron a arrasar las arcas del Estado y hasta la honra de hombres y mujeres.

Pero los líderes activistas son diferentes, tienen ideales que les llegaron desde las bibliotecas revolucionarias y con la voz de Latinoamérica cantada por Mercedes Sosa. No saben estar en los fríos escritorios planificando compras de terrenos para su beneficio, o imaginando sus departamentos de lujo en ciudades europeas, o palacios estilo Disney World.

Les gusta el contacto con su pueblo, creen que pueden cambiar la historia. Caminan por los barrios de la ciudad, por zonas de pobreza y violencia y por nada del mundo quieren perder contacto con la gente. Tal vez porque son jóvenes o demasiado viejos, tal vez porque su carrera va en ascenso y piensan invertir sus primeros, o sus últimos años en trastocar la historia para bien. Tienen mente abierta, respetan a las minorías y a los que son diferentes o raros. Tienen nombres de la cultura rusa o de activistas consagrados. Sus padres tal vez, eran “rojillos” o soñadores que vieron en su descendencia una esperanza para todos.

Hay organizaciones y partidos que no han dejado aún de ser, verdaderos movimientos sociales aún conectados con casusas y personas que luchan. Hacen cartas, redactan manifiestos, se reúnen para organizar con buena voluntad, marchas y mítines. “Hacen pintas a favor de la Luna” realizan mítines a favor de la Esperanza.

Muchos quisieran ahora tener la fórmula para las próximas elecciones de 2021, quieren eliminar la palabra PARTIDO, quieren cambiar de nombre y ocultar esas siglas que tanto les acusan. Quieren ser ahora REDES, MOVIMIENTOS. Otros contratan plumas destacadas de ñoños académicos que nada entienden del bien común, porque su lema es el brillo de su ego y cada sexenio machista los ha consentido. Hacen bien en escribir de política desde sus cubículos porque nunca han asistido espontáneamente a una manifestación, ni tomado la calle ni gritado consignas. Sólo atienden a llamados de patriarcas. Creen que el poder se hereda y que son príncipes de una democracia que ellos crearon. Creen que la sangre es azul y que no se derrama y que el pueblo lo soporta todo. Ya verán que NO.

 

 

 

 

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