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Los Centros de Bienestar e Innovación cultural. Arte y cultura para combatir la violencia

La opinión de Verónica Zamora Barrios

Mas por gracia de Dios, en mi conciencia,

el Bien supo elegir la mejor parte;

y si hubo áspera hiel en mi existencia

melificó toda acritud el Arte.

Rubén Darío

 

Colima es un Estado con los mayores índices de violencia desde hace ya varios años. Vivimos  una realidad de graves consecuencias para su futuro inmediato y un desastre social en el presente. Por ello, se inició hace algún tiempo, un proyecto denominado Fábrica de innovación creativa en uno de los barrios considerados con mayor marginación en la ciudad y cercano a las vías del Ferrocarril, en el antes tecnológico y bullicioso Tívoli. Allí, entre el parque Hidalgo y el campo de aviación, cerca del Puente negro, entre pobreza y narcomenudeo se gestó un experimento cultural que resultó muy exitoso pues contribuyó a dar bienestar sobre todo a niñas, niños y mujeres.

Los logros fueron gracias a la capacidad de artistas, cuentacuentos, gestores culturales, promotores de la lectura y la buena voluntad de las autoridades comprometidas. El espacio se habilitó magníficamente, se rescataron las ruinas de una planta de luz que servía de refugio a delincuentes y adictos,y se montó un centro comunitario con áreas verdes, fuentes de agua para los más pequeños, un comedor y una sala de lectura, así como aulas para talleres.

La Fábrica fue inaugurada el 29 de enero de 2018, por la entonces Secretaria de la SEDATU (Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y urbano) Rosario Robles Berlanga, actualmente en prisión, acusada de ejercicio indebido del servicio público, y por el Gobernador del estado José Ignacio Peralta quien lucía esta medalla con orgullo.

Este experimento fue inspirado por La Nana, Fábrica de Creación e innovación de la Ciudad de México, impulsada por Conarte (Consorcio Internacional de Arte y cultura) y su fundadora  Lucina Jiménez, hoy directora del Inba. Debido al impacto benéfico del Arte y la cultura en comunidades se pensó en replicar esta experiencia en colonias y zonas marginadas de diferentes municipios del Estado como Tecomán (Colonia Indeco), Villa de Álvarez (Colonia Puerta de Hierro), (El Mezcalito) Colima, Comala (Suchitlán), últimamente, Las Higueras en Coquimatlán y Manzanillo (Campos).

Esta iniciativa vino del grupo parlamentario de Morena, concretamente del Diputado Vladimir Parra Barragán, y la Diputada Livier Rodríguez Osorio, pensando en el bienestar de los que menos tienen y que se encuentran indefensos ante los índices de violencia, pensando en darles esperanza. Fue así como se entrevistaron con la citada Lucina Jiménez Directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, y entonces presidenta de CONARTE y se logró presupuesto, realizando gestiones para capacitar talleristas y coordinadores de estos centros, y posteriormente construir, en un futuro no lejano Centros de bienestar para disfrute de las comunidades pero que estos, comenzaran a funcionar en las condiciones que se tenían. Y así empezó el sueño, con gran participación y alegría de las familias.

Pero como dicen nada es perfecto, y este noble programa fue a parar a manos de una instancia dedicada a prevenir la violencia,  y el presupuesto gestionado por los legisladores, a ser administrado por una instancia de “seguridad”. Y lo que debió replicar un modelo de arte y cultura para esas colonias, se convirtió en una extensión  de programas institucionales que tienen más que ver con la prevención del delito a través del deporte y las manualidades, tal como ellos lo entienden, que un modo de imprimir en los seres humanos la influencia positiva de La Poesía, la Pintura, el Teatro, La danza, el cine y en fin todas las manifestaciones artísticas que a lo largo de la historia han transformado las vidas de las personas para bien. No digo que la fórmula del tipo de programa de prevención sea mala, no. pero el enfoque es muy distinto. Como poeta y escritora, gestora cultural y promotora de la lectura, y tallerista, he buscado servir a las niñas, niños y adolescentes, así como a las mujeres principalmente, pues son quienes padecen más la violencia. He colaborado  en este programa apegándome a las reglas y normas de la institución y obteniendo en cada comunidad la respuesta siempre fresca y renovadora de las niñas y los niños, manteniendo mis convicciones de que el Arte solo se debe al Arte y que no es necesario involucrar formalidades de otra índole ya que este es libre y liberador per se.

Hoy que debido a la Pandemia los Centros de Bienestar e innovación Cultural que coordinan el Congreso del Estado, la Dirección de Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia con participación Ciudadana, a cargo de la Licda. Patricia Victórica  Alejandre  y la Secretaría de Cultura con la recién llegada Doctora Oriana Gaytán Gómez, se encuentran en una crisis sobre cómo continuar trabajando en las nuevas normalidades por la pandemia; escribo para hacer un llamado a la sociedad y a estas instituciones a seguir apostando por el Arte y la Cultura, a no dejar solas y solos a las niñas y niños que sufren violencia dentro de sus hogares, a no cerrarles los Centros de bienestar que funcionaron estos dos años en espacios públicos y jardines, en bibliotecas, en centros y casas de usos múltiples que estaban  abandonados y grafiteados, en colonias donde el destino se presenta como venta y consumo de drogas. No permitamos cerrar esta esperanza y no neguemos a las y los Maestros talleristas brindar sus saberes y conocimientos a quienes en verdad los necesitan. El arte cura, sana y libera.

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