Opinión

Estación Esperanza- Vladimir Parra

Luis Eduardo Aute: poeta y músico de la emancipación

“Hay quien sueña con el oro del becerro idolatrado y quien sueña con la alquimia que haga del vicio, virtud…pero yo que no pretendo fortalezas ni fortuna, sólo un sueño soñaría…Entre un mar de girasoles buscaría un giraluna que velara y desvelara cada noche la otra cara De la luna.” Canción Giraluna, Luis Eduardo Aute.

El día de ayer a los 76 años falleció Luis Eduardo Aute,  cantante, compositor, poeta, pintor, escultor, cineasta y sobre todo un extraordinario ser humano y referente de la música de protesta en el mundo y en el habla hispana.

Compuso canciones icónicas como “Al alba” que se volvió un himno de todo un pueblo contra la dictadura franquista y “Rosas en el mar” en homenaje a la revolución cubana. Buscó siempre la reflexión acerca de la realidad y la transformación de esta, lo expresaba a través de la música que para él no estaba separada de la poesía, eran un mismo proceso, un mismo fin para comunicar y compartir.

Los últimos años se su vida pensó críticamente el mundo en que vivimos, describió esta etapa de neoliberalismo como un capitalismo salvaje fallido, criticó el orden mundial imperante, “los poderosos (nos decía) ahora se comportan como señores feudales, son personas con nombre y apellido que deciden qué es lo que tiene que ocurrir en el mundo: salvo a este país, a este lo arruino, a este otro le echo unas bombas”; así pues, nunca dejó ni en sus últimos días su compromiso con otro mundo posible, otra sociedad.

Su música impregnó siempre esperanza y amor por el mundo y los pueblos, inspiró políticamente a generaciones con sus canciones de protesta y las enamoró por la profundidad de sus letras, siempre fue un gran pensador, un conversador, hablaba con libertad y sin filtros, sus críticas a las redes sociales, a al abuso de la tecnología, su preocupación por el medio ambiente y su pesimismo de la razón al plantear que en los seres humanos existe actualmente “una inconsciencia cada vez mayor que aproxima al ser humano más a la estupidez que a la inteligencia”, y siendo también optimista de las esperanzas concibiendo a  “un mundo absolutamente fascinante, un universo fabuloso, la vida misma como un milagro”. No entendía ese empeño de nuestra sociedad actual de destruir la grandeza del espacio que nos ha tocado habitar.

También criticó la mercantilización de la vida, de la sociedad, de lo público, que nos ha llevado a que estemos en un mundo enfermo y en crisis, no solo sanitaria sino de civilización.

Habría pues que rescatar esas advertencias proféticas, ya nos decía Aute desde hace años en una entrevista para el diario El Público: “el capitalismo hace aguas, se le abren las grietas y vemos como afloran las contradicciones de su propio ser”. Por eso la lección tan dolorosa que tenemos ahora, el capitalismo ya no tiene razón de ser ni justificación en términos económicos. Hoy queda demostrado nuevamente en el contexto mundial de la crisis por el coronavirus, pero Aute ya nos lo contaba también: “estamos volviendo al medievo, a tiempos feudales”, con todo e inquisición, pues para él, las agencias de inteligencia, las redes sociales que controlan nuestros datos, junto con la concentración de la riqueza nos han hecho retroceder e ir en camino hacia un neo feudalismo.

Una especie de capitalismo corporativo que ni si quiera es un sistema, solo son los propietarios del sistema, nuevos alquimistas como los describía Aute, cuyo objetivo principal es la obsesión por convertirlo todo en oro, el oro como objeto de deseo final,  que tienen todos los derechos y privilegios, cuando la gente y el resto de la humanidad no tiene ninguno.

Cuando se le interrogaba por el futuro, siempre mantuvo su visión emancipadora y liberadora de sociedad que llevó siempre a sus canciones: “Espero que, como todos reivindican el sentido común, el sentido común se instale en la práctica política. Habría que fomentar el desarrollo de una nueva ideología: el sentido comunismo.” Es decir, una sociedad colectiva y solidaria, no individual y egoísta, una sociedad del bien común y con un estado de bienestar que vea por las grandes mayorías y no por solo por los nuevos señores feudales que aborrecía Aute. Hay que seguir su ejemplo, hay que seguir construyendo esperanza, tomemos sus palabras como argumento y motivo, hasta lograr que sea fácil encontrar rosas en el mar.

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