Opinión

Estación Esperanza: Vientos del Pueblo

Por Vladimir Parra Barragán

“Vientos del pueblo me llevan, vientos del pueblo me arrastran, me esparcen el corazón y me aventan la garganta”. Poema de Miguel Hernández.

Hace unos días me registré como precandidato para contender por la diputación federal del distrito 01 en Colima. No fue una decisión individual, aislada, tomada a la ligera, sino que fue una decisión meditada, colectiva, y que tomé junto con la militancia, toda vez que desde que comencé a militar en las fuerzas de izquierda soy un firme creyente en mandar obedeciendo: a ellos me debo, y estoy convencido de que en los próximos 3 años habrá que acompañar a nuestro compañero presidente Andrés Manuel López Obrador con más empeño, desde otra trinchera, redoblando esfuerzos, con el fin de fortalecer y profundizar la Cuarta Transformación en el país y en nuestro estado.

Por eso, escuchando a la militancia me quedó claro de que nuestra aportación en el Congreso de la Unión será fundamental  para la consolidación de la 4T en Colima, porque el pueblo colimense ya tiene un objetivo claro: desterrar al viejo régimen de corrupción que gobierna en nuestro estado desde hace más de 80 años.

No me cansaré de agradecer el apoyo del movimiento, la fuerza que me brindan y la orientación crítica con la que siempre me acompañan, por eso nuevamente aprovecho estas líneas para darles las gracias por brindarme su confianza, su solidaridad y respaldo. Me enorgullece saber que se reconocen en tantas luchas que hemos librado juntos, desde que estuvimos en la lucha por la democratización en la Universidad de Colima para transformarla en una institución para todas y todos, sin distingo, sin corrupción, en un espacio universitario sin caciques que creen merecer tener el control eterno y absoluto y a los que no se puede hacer críticas ni señalamientos.

Eso, más temprano que tarde va a cambiar, porque la Universidad de Colima no tiene que ser rehén de un Grupo que dice defender su autonomía; no es botín de un grupo de intereses creados que se aferra a no perder el control sobre ella, sino que es de las y los colimenses en su totalidad y para la formación humanista y el pensamiento crítico y no para la simple manufactura de técnicos y mano de obra profesionista.

No ha sido un camino fácil. He acompañado y defendido al compañero presidente desde que el PAN y el PRI orquestaron una campaña para lograr el desafuero de AMLO cuando éste era jefe de gobierno del Distrito Federal. Marchamos y luchamos, desde entonces, allá por 2005 es que estamos apoyando a nuestro ahora presidente. No lo hemos dejado solo y nunca lo haremos, pues enarbola las esperanzas de todo un pueblo y está cristalizando el sueño que tenemos todas y todos para establecer un cambio verdadero en el país, una transformación política, económica, social e incluso cultural.

Estoy firmemente convencido de que el triunfo de la revolución de las conciencias en el 2018 le pertenece a todas y a todos los mexicanos, pues se dio con el esfuerzo de muchos dirigentes sociales, políticos, ciudadanos, indígenas, campesinos, obreros, estudiantes y profesionistas. Fue producto de quienes lucharon varios años por una verdadera democracia en nuestro país; ellos fueron los precursores de nuestro movimiento. Somos hijos de esas luchas. Por eso es que esa, y otras batallas colectivas, las hemos librado codo a codo con la gente de buena voluntad y con la militancia valiente que quiere acabar con el viejo régimen de corrupción para dar paso a la construcción de una democracia material y no meramente formal, en donde la justicia social sea una realidad y no un simple buen deseo declarativo, por que como dice el presidente: con el pueblo todo y sin el pueblo nada.

Por eso hemos caminado y luchado con la gente en Colima: protestamos cuando los partidos de siempre, sin ninguna vergüenza, se burlaban del pueblo para aprobar la reforma energética de Enrique Peña Nieto. Tomamos el Congreso entre militantes de Morena y personas que sentían esa indignación; pasamos ahí la noche y presionamos para que los diputados del PRIAN le dieran la cara al pueblo. Como siempre; dieron la espalda y aprobaron ese atraco en lo oscurito, a puerta cerrada.

Protestamos cuando el entonces gobernador Mario Anguiano solicitó una deuda millonaria que aún debemos las y los colimenses. Apoyamos al magisterio en su lucha contra la mal llamada reforma educativa. En cada marcha, en cada mitin y en cada acción que realizaron para defender sus derechos, ahí estuvimos presentes.

Acompañamos al valiente pueblo de Zacualpan en su batalla para defender sus recursos, su territorio y, sobre todo, para defender el agua con la que vivimos miles de ciudadanos de Colima y Villa de Álvarez. La entrega de esas mujeres, de esos hombres y de esa niñez nos ha dejado enormes aprendizajes y las convicciones más fuertes.

Nos hermanamos con miles de colimenses en las marchas contra los injustos gasolinazos que se generaron tras la reforma energética de EPN. Marchamos codo a codo, hombro con hombro para mostrar nuestra indignación y exigir justicia por los 43 estudiantes de Ayotzinapa y también hemos acompañado a familiares de personas desaparecidas en nuestro estado.

Ya siendo legislador, mis principios éticos y políticos no iban a cambiar. Así que tomamos nuevamente el Congreso del Estado para tratar de impedir que ahora el gobierno de Nacho Peralta continuara endeudando al pueblo de Colima, en lo que fue un nuevo desfalco a la población, que hemos combatido por todas las vías jurídicas, políticas y sociales.

En cada lucha, en cada momento de hartazgo e indignación en donde el pueblo se hermana y se une; ahí hemos estado, sumando nuestros pequeños esfuerzos y energías, nuestras convicciones, ideas y esperanzas, nuestros anhelos y más profundos deseos para lograr el estado que merecemos y que merecen nuestros hijos y quienes vengan en el futuro.

La lucha no termina, incluso, me atrevo a decir que apenas empieza una nueva etapa donde la esperanza se respira y está presente, en donde vemos cada vez más cerca el final del viejo régimen de corrupción e impunidad que ha imperado por tanto tiempo en nuestro estado.

Con toda la experiencia que nos ha brindado el mismo pueblo a través de sus luchas colectivas, queremos impulsar la 4T desde una nueva trinchera; queremos apoyar al presidente en su lucha diaria por transformar a un país entero; queremos representar esos anhelos con la consigna total del “Mandar obedeciendo”, como dice Andrés Manuel.

El viejo régimen no entiende que el pueblo ya se cansó de ver las mismas caras de siempre, los mismos apellidos, las mismas prácticas corruptas que pretenden comprar voluntades y los mismos engaños que antes les funcionaban y que ahora van a terminar en el basurero de la historia. El pueblo es bueno y es sabio. Un sentido común de la justicia social se alza silenciosamente entre las grandes masas populares de México y del mundo.

Sabemos que emprenderán campañas sucias de desprestigio en nuestra contra, porque le tiene miedo al cambio, pero eso no nos detendrá, porque llevamos puestas las esperanzas de todo un pueblo, porque nos debemos al movimiento y porque nunca vamos a traicionar nuestros principios ético-políticos y la confianza que el pueblo nos dio. Por eso no vamos a claudicar en esta intensa batalla por la transformación y nunca le vamos a fallar a la gente.

Nuestro corazón es de esperanza, de cambio, de transformación, de lucha colectiva. Por nuestras venas corre la sangre de un pueblo que ha sufrido mucho pero que no se ha cansado de luchar. Nuestro corazón es Morena.

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