Opinión

Estación Esperanza: Lozoya y la corrupción del viejo régimen prianista

La columna de Vladimir Parra Barragán

Eran las campañas electorales de 2012. En el horario estelar de Televisa aparece un joven Enrique Peña Nieto en una locación que simula un cuarto de guerra electoral. A sus costados lucen las presencias de Luis Videgaray Caso y Emilio Lozoya Austin. Dos de sus piezas estelares en aquel equipo de transición y dos elementos fundamentales en la mayoría de historias de corrupción del gobierno neoliberal y conservador que encabezó Peña.

Uno fue su Secretario de Hacienda y luego de Relaciones Exteriores; el otro fue director general de Pemex. Hoy está convertido en el actor estelar de los más vergonzantes episodios de corrupción, cinismo y abuso de poder en México. Pero el rol de Emilio Lozoya Austin, que ahora enfrenta la justicia mexicana, no se dio por generación espontánea.

El ex titular de Pemex siguió al pie de la letra el guion que incluía las indicaciones que Videgaray y Peña le dieron. Así lo reveló a la Fiscalía General de la República que encabeza Alejandro Gertz Manero, luego de que éste presentara una denuncia formal en contra de sus ex jefes políticos.  En esa denuncia Lozoya reveló que hubo sobornos por más de 100 millones de pesos, que fueron utilizados en la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto y entregados a los asesores extranjeros del ex gobernador del Estado de México.

Lozoya señaló puntualmente a Peña Nieto y Videgaray Caso, porque fueron quienes le ordenaron entregar el dinero de Odebrecht en la campaña electoral del año 2012. Pero el entramado de complicidades del gobierno de Peña Nieto no termina ahí.

Emilio Lozoya, quien ahora tiene la calidad de testigo colaborador por sus señalamientos en la lucha contra la corrupción, también reveló que hubo compra de votos de Diputados y Senadores para la reforma energética de 2013 y 2014, por un monto global de 120 millones de pesos.

Este dinero, fue entregado por órdenes de Peña Nieto y Videgaray, a un diputado y cinco senadores a través de intermediarios, a quienes hemos visto recientemente en un video que detalla las cantidades ofensivas y lastimosas de dinero del Pueblo que fue a dar a los bolsillos de corruptos que avalaron el atraco a los bienes nacionales.

A los nombres de los panistas Ernesto Cordero, Ricardo Anaya, Francisco Domínguez (hoy gobernador de Querétaro), José Luis Lavalle Amaury y Salvador Vega Casillas, hay que anexarle el del priísta David Penchyna.

De aquel momento preparatorio en la elección al día de hoy está claro que México no cambió durante los seis años del gobierno de Peña sino que se profundizaron las heridas de nuestro país; la corrupción se asentó y con ella creció la injusticia social. El dinero del Pueblo no llegaba al Pueblo porque se perdía en los bolsos sin fondo de la oligarquía política y económica que gobernaba México. Hoy exhibida con nombres y apellidos.

Mientras ellos, los de la mafia del poder, los del régimen neoliberal se llenaban las bolsas de dinero por recibir sobornos para aprobar la reforma energética, nosotros en Morena siendo movimiento, buscábamos el registro para ser un partido nacional y a la vez nos movilizábamos para defender los recursos de la nación junto con el entonces líder formal de nuestro movimiento: Andrés Manuel López Obrador.

Mientras ellos se reían aprobando en el Congreso de la Unión esa reforma con el pretexto de que bajaría el precio de la luz y las gasolinas, nosotros como movimiento organizado, cercábamos la cámara de diputados para tratar de impedir ese atraco.

Mientras ellos celebraban y se burlaban del pueblo, Andrés Manuel sufría un pre infarto a raíz del gran cúmulo de arbitrariedades, cinismo e impunidad con la que se llevó a cabo ese atropello a la soberanía del país. Nunca debemos olvidar la gran lucha que hemos dado como pueblo organizado desde que el antiguo régimen presumía su poder al estar gobernando con todo lujo y privilegios desde Los Pinos, teniendo la corrupción de sus diputados y senadores solapándoles todo.

Que nunca se nos olvide tampoco que uno de los operadores para que se aprobara esa reforma energética fue el impresentable Jorge Luis Preciado, colimense que pretende ser gobernador, con su discurso de odio a Morena y a la Cuarta Transformación que tanto le costó al pueblo construir.

Tampoco vamos a olvidar, que mientras aquí en Colima, varias caras del PRI, del Grupo Universidad y de la FEC marcharon en favor de esa reforma, con una sonrisa en la cara porque para ellos la política es la del moche, la corrupción y el soborno. Mientras ellos marchaban en favor del saqueo, nosotros tomábamos de manera pacífica el Congreso local para expresar nuestro rechazo a esa injusticia, par defender la soberanía energética y para evitar que diputados de ese entonces dieran el visto bueno a esa burla para el pueblo.

Con qué cara los que defiende el régimen en nuestro estado, con qué cara van a poder hablar con la gente, luego de que se está exponiendo todo lo que hacían a espaldas del pueblo. Con qué moral van a decirle a la gente que su proyecto político es el mejor cuando sólo se está demostrando que AMLO siempre tuvo razón y que la gente que confió en el Movimiento de Regeneración Nacional no se equivocó ni se está equivocando ahora al desechar a esos viejos políticos.

Con esos videos que han salido a la luz y que son escenas de inmundicia, como dijo nuestro presidente, vemos con orgullo que toda esa forma de operar y de hacer política que tenía el viejo régimen ahora se exhibe y se desmorona. Nuestro país se está transformando.

Ahora, el combate a la corrupción del gobierno que encabeza nuestro Presidente Andrés Manuel López Obrador ha permitido que el dinero del Pueblo llegue a quienes lo necesitan. Se construye bienestar y se han destruido estructuras completas de corrupción. México se transforma y no fue gracias a esa generación de corruptos que gobernaron nuestro país anteriormente.

Fue gracias a las y los mexicanos que resistieron los embates de gobiernos corruptos y que decidieron en 2018 iniciar esta nueva etapa, la era de la transformación, la era de la gente, de los pueblos, de la memoria que nunca olvida las traiciones de los viejos políticos.

Llegó la hora de no olvidar y de siempre tener presentes todos los esfuerzos de la gente que lucha por la verdadera transformación y renacimiento de México. Que viva la 4T.

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